Caída en la producción de Alunasa golpea cooperativa de Esparza
Prestó dinero a empleados de empresa
La Cooperativa de Ahorro y Crédito Refaccionario de la Comunidad de Esparza (Coopesparta) se convirtió en una afectada más por la situación que vive la importadora de aluminio Alunasa, pero también es un termómetro del panorama laboral poco promisorio en buena parte de la provincia de Puntarenas.
Las utilidades, la morosidad y las estimaciones son algunos de los indicadores que sufren deterioro en esta cooperativa, fundada en 1964 y ubicada en el cantón de Esparza.
Las cifras poco prometedoras son reflejo del difícil escenario socioeconómico de la población puntarenense y de la situación de los trabajadores de Alunasa, quienes también son afiliados de la entidad financiera e inclusive tienen deudas pendientes, explicó William Barrantes, presidente de Coopesparta.
Por esto, la Cooperativa tomó una serie de acciones, como la disminución de tasas de interés, para al menos cerrar el año sin pérdidas, aunque las vería muy de cerca.
Tras la coyuntura que afronta esta entidad financiera, está la historia de una región que atraviesa dificultades en generación de empleo, formación de talento humano y atracción de inversiones.
Los números. A abril de este año, la Cooperativa muestra una reducción interanual de un 61,8% (primeros cuatro meses de este año respecto al mismo periodo del 2017) en sus utilidades, según cifras reportadas a la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
La expectativa es que, para el cierre del 2018, este panorama no cambie mucho, sino que más bien podría agudizarse. Incluso, el presidente de la institución ve poco probable que haya excedentes.
La morosidad de la cartera de crédito aumentó, sobre todo las deudas en cobro judicial, que pasaron de 69 en abril del 2017 a 146 un año más tarde. Empero, las deudas pagadas al día también crecieron, pero no tanto.
Los préstamos al día y con atraso de hasta 90 días se incrementaron un 6%, aunque aquellos con atraso por encima de ese periodo y en cobro judicial lo hicieron a un ritmo del 11,7%.
Además, el mayor impago de las deudas obligó a la Cooperativa a aumentar en un 5,6% las estimaciones por el deterioro de la cartera.
Algunas razones. Desde finales del año pasado, la firma venezolana del sector de aluminio, Alunasa, ubicada en Juanilama, Esparza (Puntarenas), afronta una fuerte caída en la producción, problema que se agravó en los primeros meses de este año y trascendió ante la disconformidad de sus empleados.
La empresa envió a los trabajadores a la casa mientras recibe a cuentagotas la materia prima que necesita para operar.
En abril, la compañía presentó ante el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS )una solicitud de suspensión de los contratos laborales para alrededor de 300 trabajadores. Adujo falta de materia prima para mantener sus actividades, pero esta gestión la rechazó la institución el 7 de mayo pasado.
Este miércoles, el noticiario de Radio Columbia informó de que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ordenó el cierre de la empresa durante 10 días, por una deuda de ¢720 millones con la entidad.
La situación de la empresa golpeó Coopesparta, aunque aseguran que no los tomó por sorpresa. La Cooperativa otorgó préstamos de consumo a cerca de 70 colaboradores de Alunasa, por montos que van desde ¢5 millones hasta ¢10 millones.
“La situación desde hace tiempo se comentaba en el pueblo”, aseguró su presidente. A causa de ello, la entidad adoptó una serie de medidas para anticipar el posible impago de las deudas o, incluso, el retiro de los fondos de los colaboradores, algo que no ha sucedido.
Entre las acciones está la refundición o negociación de las deudas, para aumentar la capacidad de pago de sus asociados. Además, tras una consulta al Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop), Coopesparta recibió aval para bajar las tasas de interés de créditos de un promedio del 18% al 12%.
Sin embargo, las aguas de la Región Pacífico Central están agitadas, y la Cooperativa, según explicó Barrantes: “(...) intenta subsistir ante el alto endeudamiento de nuestros asociados, con un problema adicional, que es la disminución de los ingresos de las personas”.
Esta realidad se suma a un impacto mayor que proviene de una región con altos índices de desocupación y molestias entre los pescadores y camaroneros ante la prohibición de la práctica de arrastre.
La tasa de desempleo de la Región Pacífico Central es de un 14%, la más alta del país, según cifras de la Encuesta Continua de Empleo, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
■