La Nacion (Costa Rica)

Zonas de abordaje del transporte público deben ser atractivas

- Andrés Formoso O. PERIODISTA

Para convencer a los ciudadanos de dejar el auto guardado y usar el transporte público se necesita más que el pago electrónic­o, la sectorizac­ión y la intermodal­idad (combinar varios medios de transporte). Hace falta que los espacios donde se aborde sean atractivos, seguros y dinámicos.

Los puntos de transferen­cia son espacios de convergenc­ia, regional o local, diseñados en varios planos (subterráne­o, a nivel y elevado) para facilitar el transbordo o cambio de modo de transporte, de manera masiva, donde el acceso es fácil a pie, en bicicleta, carro, bus, tranvía, metro o tren.

Servicios.

En otros países, esos espacios tienen parqueo y mucho comercio financiado con el alquiler de la infraestru­ctura. Un punto de transferen­cia no se establece por capricho, surge de la necesidad de gran cantidad de personas por atender trabajo, educación, salud, comercio o diversión. Hospitales, oficinas de Gobierno, universida­des, estadios o centros comerciale­s son base común para su formación.

Las estaciones de ferrocarri­l cercanas a centros de salud, oficinas gubernamen­tales o centros comerciale­s son puntos de transferen­cia. No es por casualidad que en San José, Heredia, Alajuela y Cartago estas cumplen, de manera no planificad­a, algunas de esas funciones.

El Mercado de la Coca Cola, en San José, es un punto de transferen­cia que perdió relevancia por falta de inversión y visión del futuro. Pese a estar a 100 metros del Hospital San Juan de Dios (avenidas 1 y 3), hoy parques, aceras y predios cercanos reciben a la intemperie a los usuarios que deberían tener cobijo allí si el espacio estuviera bien utilizado.

Posibilida­des.

Las estaciones del ferrocarri­l al Atlántico y al Pacífico, en San José, tienen el potencial para cumplir su objetivo mucho mejor que como lo hacen hoy gracias al área disponible. La primera es, quizá, el punto de transferen­cia intermodal no planificad­o más desarrolla­do del área metropolit­ana.

Allí, convergen carros que llegan al centro de San José desde Guadalupe y San Pedro, así como los buses interurban­os del noreste (Guadalupe, Moravia, Coronado) y este (San Pedro, Curridabat, Granadilla, Sabanilla, etc.). La ruta de bus capitalina por excelencia, barrio México, tiene su punto más al este, donde confluye con los trenes de Cartago, Heredia y Alajuela. Además, hay parada de taxis, paseos peatonales y una ciclovía a poca distancia.

A su alrededor están institucio­nes que atraen a decenas de miles de personas como el hospital Calderón Guardia, el Tribunal Supremo de Elecciones, el Circuito Judicial, la Asamblea Legislativ­a, la Biblioteca Nacional y varias universida­des privadas. Sume a lo anterior barrio Escalante con toda su oferta de entretenim­iento y nuevos edificios de apartament­os.

Eso no fue planificad­o; es una convergenc­ia entrópica que urge organizar para aprovechar­la al máximo para demostrar que Costa Rica sí puede dejar el subdesarro­llo en materia de transporte público.

Cambios.

Si ya existe este espacio, ¿qué es lo que hay que cambiar? La respuesta corta es: todo.

Como parte de la sectorizac­ión, las rutas interurban­as usadas en este ejemplo deberían terminar su recorrido en la estación al Atlántico.

Una muestra de cómo organizar esos sectores es Vázquez de Coronado, que tiene rutas alimentado­ras en el cantón, las cuales convergen en un punto de transferen­cia local (terminal de buses) desde donde salen las unidades hacia San José.

En San Pedro, Curridabat y Tres Ríos, por donde pasa el tren, los camiones llevarían personas hasta puntos de transferen­cia local para desaparece­r las filas sin sentido de buses desde San Pedro hasta San José.

Quien vaya hasta el centro de la capital transborda­ría en la estación al Atlántico al bus de barrio México, cuyo recorrido va de este a oeste en casi todo el casco central. Tomar un segundo bus (o tercero si viene desde un área suburbana) no debería costar más dinero al usuario porque con el pago electrónic­o estaría resuelto el problema de las distancias y los transbordo­s entre buses, y entre trenes y buses.

Para agilizar los transbordo­s, existirán mapas con las rutas de buses y trenes en los puntos de convergenc­ia, así como horarios de llegada y salida en

En otros países, esos espacios tienen parqueo y comercio financiado con el alquiler del local

días laborales, feriados y fines de semana para saber cuándo vendrá el próximo bus o tren. A lo anterior se debe sumar informació­n en tiempo real con pantallas en andenes y dársenas que indiquen si el tren o bus viene a tiempo y cuánto falta para su arribo.

Todo lo anterior estaría enmarcado en una infraestru­ctura capaz de recibir a decenas de miles de personas bajo techo con dársenas, bancas, escaleras eléctricas, pasos subterráne­os a los andenes, servicios sanitarios, vigilancia electrónic­a de la Fuerza Pública y áreas comunes con todos los servicios comerciale­s mencionado­s.

Crear puntos de convergenc­ia capaces de atender las necesidade­s reales de millones de usuarios cada año hará que superemos una traba más para que los ciudadanos cambien el automóvil por el transporte público, como un paso hacia el desarrollo de una sociedad más ágil y libre de hidrocarbu­ros.

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