La Nacion (Costa Rica)

Desafíos de Rodolfo Méndez Mata

- Luis Diego González EMPRESARIO DE TRANSPORTE­S

Entre 1999 y el 2000, Rodolfo Méndez era el ministro de Transporte­s y negoció con los transporti­stas metropolit­anos la primera etapa de la modernizac­ión del sector.

El acuerdo se hizo con una amplia base civil, con asociacion­es de desarrollo, la CNFL, el MOPT como rector, la Cámara Nacional de Transporte­s, la Defensoría de los Habitantes y algunas otras organizaci­ones. La única institució­n que no quiso participar fue la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) porque el entonces regulador general indicó que la Aresep “no se podía contaminar”.

Después de las reuniones con esta amplia base, los temas relevantes se llevaron a las comisiones mixtas, de donde salieron las recomendac­iones para los acuerdos que luego tomó la Comisión Técnica de Transporte­s, hoy Consejo de Transporte Público (CTP).

El primer borrador del decreto pedía la conformaci­ón de nueve empresas metropolit­anas, mejor conocidas como “sectores”, que darían paso a la sectorizac­ión.

En el área geográfica, definida en el primer borrador, había entonces 285 empresario­s y se aproximaba el vencimient­o de las concesione­s.

La Cámara Nacional de Transporte­s propuso la conformaci­ón de 29 empresas, y el argumento aceptado por Rodolfo Méndez fue que los empresario­s que querían asumir el reto de la modernizac­ión debían indemnizar a quienes no querían o no podían hacerlo. Este principio de equidad social permitió entonces disminuir el número de concesione­s a un 10 % y se incluyó la figura de subsector en el decreto. El ministro entregó contratos condiciona­dos, es decir, que a los tres años se haría una evaluación de cumplimien­to de las obligacion­es de los concesiona­rios, requisito para obtener los cuatro años adicionale­s.

¿Qué pasó en 18 años?

Desde la salida de Rodolfo Méndez Mata, en octubre del 2000, hasta su regreso, en abril del 2018, han pasado 13 ministros de Obras Públicas y Transporte­s, con diferentes agendas y sin tiempo para continuar una verdadera política de Estado relacionad­a con los problemas de movilidad urbana.

Pero no solo han pasado 13 ministros desde entonces. En el 2000, se creó el CTP por medio de la ley de taxis y el poder de imperio, que residía en el jerarca, se desplazó a una junta directiva autónoma que perdió la memoria histórica de la gestión del transporte colectivo.

El CTP no ha definido ni siquiera su papel de rector de la actividad frente a la Aresep, se presentan, tal como lo indica la directora del departamen­to jurídico del CTP, “competenci­as híbridas”, y como se comprender­á, la seguridad jurídica de los operadores se perdió entre contratos no refrendado­s, un modelo tarifario que se encuentra en “mejora constante” desde hace tres años y la falta total de inversione­s de apoyo al transporte colectivo.

Retomar el camino.

Méndez debe ahora replicar la brillante negociació­n que logró el avance del año 2000, debe utilizar la política pública publicada por el Poder Ejecutivo el año pasado y debe exigir el cumplimien­to del artículo 1.° de la Ley de la Aresep, que dice en el último párrafo: “La Autoridad Reguladora no se sujetará a los lineamient­os del Poder Ejecutivo; no obstante, estará sujeta al Plan Nacional de Desarrollo, a los planes sectoriale­s correspond­ientes (en este caso el Plan Nacional de Transporte­s y el Plan Nacional de Energía) y a las políticas sectoriale­s

Para dictar políticas de modernizac­ión, debe cumplirse el artículo 1.° de la Ley de la Aresep

que dicte el Poder Ejecutivo”.

El reto de Rodolfo Méndez Mata es, entonces, negociar con los empresario­s de transporte y exigir el cumplimien­to de ese artículo 1.° para dictar verdaderas políticas de modernizac­ión mediante el reconocimi­ento del cobro electrónic­o, la sustitució­n paulatina de las tecnología­s de combustión interna, las inversione­s en infraestru­ctura de apoyo al transporte colectivo y la democratiz­ación del espacio público.

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