Sustrato estratégico
Toda acción humana obedece a un plan. Vamos al cine porque queremos divertirnos. Fin de la historia. O reforestamos porque queremos menos carbono, más oxígeno, proteger los mantos acuíferos, crear un espacio disfrutable. Principio de la historia.
Hay acciones aisladas, como ir al cine. O racimos de acciones, como reforestar, educar ambientalmente, crear bonos ambientales, promover el turismo ecológico, unirse con los ecologistas del mundo.
Hay acciones que requieren un sustrato estratégico. Una visión. Vamos al cine porque sí. Defendemos el ambiente con un sustrato estratégico comprometido.
Si nuestros gobernantes solo quisieran resolver el déficit fiscal, disminuir la deserción escolar o mejorar la seguridad social, estarían trabajando para un mundo como el de hace 50 años. Sueño con que el sustrato estratégico de su esfuerzo los esté inspirando para ir más lejos.
Sueño que se está gestando un país más sostenible. Con habitantes más razonables y más audaces. Servidos por una Administración Pública más eficaz y eficiente y con mayor responsabilidad. Que no cuente ni habitantes ni kilómetros cuadrados para aspirar a posiciones de liderazgo mundial. Que acepte los albores de la cuarta revolución industrial, no como un cuento sino como un reto complejo, al cual dar respuestas que no sigan un surco, que lo inicien.
Hay estrategias para mejorar la situación (elevar la eficiencia del sistema educativo). Otras revolucionan la situación y nos llevan a un nivel superior (enseñar para el siglo XXI). Otras cambian el paradigma y nos trasladan de escenario (crear talentos y motivas en los estudiantes para que aprendan por sí mismos y durante toda la vida).
Se puede actuar para resolver problemas, o cambiar el paradigma. En un mundo que cambia profundamente, resolver problemas no basta. Aspirar a la eficiencia es quedarse corto. Encontrar un camino tampoco es suficiente. La eficacia se queda corta. Lo crucial es inventar un camino hacia un futuro desconocido. Es la hora de la ruptura. De estrategias de rico sustrato, preñadas de innovación. Abiertas al trascendente desafío. SEGÚN EL BID, UNA GESTIÓN TOMA 5,4 HORAS PROMEDIO EN AMÉRICA LATINA URUGUAY. GDA/EL PAÍS- En América Latina y el Caribe, nueve de cada 10 trámites públicos todavía se realizan de manera presencial, pese a que las gestiones digitales demoran 74% menos, cuestan mucho menos, y reducen la incidencia de corrupción.
No obstante, en la región todavía hay poca inversión para ello. ¿El resultado? Los ciudadanos, las empresas y la Administración Pública pierden tiempo, dinero y productividad, sostiene el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el informe Fin del trámite eterno: Ciudadanos, burocracia y Gobierno Digital.
“La complejidad de la burocracia en la región se traduce en el hecho de que hacer un trámite toma un promedio de 5,4 horas”, señaló el BID. En Uruguay lleva 3,7 horas y es el cuarto más bajo (atrás de Chile, Costa Rica y El Salvador).
“La complejidad de un trámite no se mide solo a partir del número de horas necesarias para completarlo, sino que además factores como la cantidad de viajes a las oficinas gestoras, los requisitos múltiples, la necesidad de dejar papeles en persona y la falta de claridad respecto a la información, contribuyen a que los ciudadanos tengan que ir a la oficina pública (o a varias oficinas públicas) más de una vez”, afirmó el organismo.
En la región, en promedio, un 25% de los trámites ocupa tres interacciones o más para resolverse y en Uruguay el 18% (es el tercero con menor porcentaje detrás de El Salvador y Chile).
Además, según el BID, la multiplicidad de trámites favorece la corrupción. “Los procedimientos manuales, las interacciones presenciales y la falta de estandarización de procesos hacen que los trámites sean vulnerables a comportamientos deshonestos”, expresó.
El exceso de gestiones presenciales obliga a destinar miles de funcionarios para trabajar en ventanillas de atención al público, revisar aplicaciones y compilar archivos. El gasto derivado de la prestación presencial supone una carga fiscal considerable para las arcas del Estado”, detalló el BID.
“Solo Brasil, México y Uruguay ofrecen más del 50% de los trámites gestionados por el Gobierno Central para empezar en línea”, agrega el BID.
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