Hacienda evalúa gravar contaminación del aire
Posible alternativa para compensar incentivos dados por vehículos eléctricos
En Chile, se les impuso un tributo a los vehículos nuevos, el cual varía según el nivel de contaminación que generen. En Colombia, el Estado cobra por las emisiones de CO2 mediante un impuesto a los combustibles, al tiempo que gravó las bolsas plásticas. Y en Ecuador se aprobó un nuevo impuesto a los carros con una cilindrada mayor a los 1.500 centímetros cúbicos (cc).
Estos son algunos ejemplos de “impuestos verdes”, en los que se grava la contaminación del aire, que están siendo evaluados por el Ministerio de Hacienda para, eventualmente, aplicarlos en el país.
La aplicación de este tipo de tributos es una de las alternativas que baraja el Gobierno para compensar una baja en la recaudación fiscal, producto de la entrada en vigencia de la ley que exonera de impuestos los vehículos eléctricos.
Y, además, es una posible medida en el recorrido por alcanzar la meta país de llegar a ser carbono neutral, en el 2021, mediante el desincentivo al consumo de combustibles fósiles.
En el país ya existe una especie de impuesto verde, pues el 3,5% del impuesto único a los combustibles se destina al Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), para el pago de servicios ambientales.
Hacienda estima que la exoneración de impuestos a los autos eléctricos generaría una disminución de unos ¢76.000 millones en la recaudación fiscal en cinco años, más de ¢15.000 millones anuales, según lo permitió la Ley de Incentivos y Promoción para el Transporte Eléctrico.
Esta disminución equivale a un 0,22% del producto interno bruto (PIB). Cada punto del PIB representa unos ¢350.000 millones y el déficit fiscal está un 6,2% del PIB.
El viceministro de Ingreterio mil millones se dejarían de percibir por exoneración. sos, Nogui Acosta, confirmó que se estudia la incursión del país en los impuestos verdes y que la eventual iniciativa se tramitaría aparte del plan fiscal que, actualmente, se discute en el Congreso.
“En este momento, el Minis”Sobre de Hacienda se encuentra valorando diferentes alternativas, las cuales, de resultar viables, estarían presentándose en un nuevo proyecto de ley y no dentro del Proyecto de Ley N.° 20.580 (Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas).
el particular y siguiendo la línea de la ley de incentivos al transporte eléctrico, las propuestas en análisis y valoración se dirigen a lo que se conoce como impuestos verdes”, dijo Acosta, mediante un correo electrónico.
Además, insistió en que, más allá de la baja en la recaudación fiscal que generaría la exoneración a los vehículos eléctricos, hay que considerar los “beneficios no tangibles” de ese tipo de medidas.
“Lo que se pretende con este tipo de exoneraciones es abrir el mercado para facilitar el ingreso y utilización de estas nuevas tecnologías, y, además, conocer las ventajas en beneficio del medio ambiente.
”Por lo general, las nuevas tecnologías tienen un costo alto, pero con el pasar del tiempo, estos costos se reducen, permitiendo mayor accesibilidad a otros sectores de la población.
”El país requiere de los ingresos públicos, cuyo objetivo esencial es financiar los gastos públicos, que, en muchos casos, sirven para solventar las necesidades de los más pobres, y también para el desarrollo de la economía.
”Pero esta premisa no puede dejar de lado la construcción de una sociedad más sostenible, menos contaminante, y que mejore la calidad de vida de las personas”, subrayó el viceministro de Ingresos.
Leve impacto. Unos ¢76.000 millones es lo que se dejaría de percibir el país en impuestos bajo el supuesto de que ingresen 15.900 vehículos eléctricos entre el 2018 y el 2022.
De esa suma, ¢69.823 millones (el 92%), es el monto estimado que se dejaría de recaudar por los tributos de importación, y los ¢6.337 millones restantes, por el tributo a los combustibles dejado de percibir.
Según Hacienda, al territorio nacional ingresan unos 60.000 vehículos por año al país y, para el 2018, primer año en vigencia de la exoneración, esperan que un 2% de esa flotilla sea de carros eléctricos; es decir, 1.200.
Bajo esta lógica, el Ejecutivo presupuesta que, para el segundo año, sea un 3,5%; para el tercero un 5%; para el cuarto un 7%, y para el quinto, un 9%, hasta alcanzar una flotilla de 15.900 vehículos eléctricos nuevos para el año 2022.
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