Pulpos sufren daltonismo, pero son los reyes del camuflaje
→En 0,2 segundos deciden cuál ‘disfraz’ engaña mejor a los depredadores → Rapidez es el arma con que contrarrestan su dificultad para percibir los colores
WOODS HOLE, MASSACHUSETTS, EE. UU. - Todo comenzó en 1968, cuando Roger Hanlon aún no era biólogo marino y buceaba en Panamá. Allí vio a un pulpo desaparecer ante sus ojos.
El animal utilizó como mecanismo de defensa el camuflaje: una estrategia para protegerse de depredadores, que consiste en tomar colores, formas y hasta texturas del ambiente cercano, para evitar ser identificado.
Desde entonces, este científico se dedicó a estudiar cómo los cefalópodos (grupo de moluscos a los que pertenecen los pulpos y los calamares) se camuflan para evitar ser el alimento de otras especies.
Su despliegue de colores también les ayuda a asustar a un posible depredador para que este huya o, bien, para hacer su “danza de la seducción” y conseguir pareja.
Cerebro y vista. Al escudriñar sus secretos, los científicos comprobaron que el gran cerebro y excelente sentido de la vista les permite a estos seres decidir cuál será su mejor “disfraz” en cuestión de 0,2 segundos. Luego, para camuflarse, tardan menos de un minuto.
Pero hay algo particularmente curioso en esta historia: ¡los cefalópodos son daltónicos!, es decir, se les dificulta percibir ciertos colores.
Entonces, ¿cómo logran transformarse con tanta maestría? El método que utilizan es algo que la ciencia aún no logra dilucidar por completo, pero ya hay pistas.
“Ellos son sumamente rápidos, pueden variar sus colores y texturas y en cuestión de unos 200 milisegundos (un milisegundo es la milésima parte de un segundo), deciden cómo se quieren mimetizar con el ambiente.
”Algunos decidirán parecerse a algo que tengan abajo, especialmente si hay depredadores que nadan encima de ellos, otros se camuflarán con algo que tengan a su nivel de ojos y otros buscarán algo tridimensional, como una roca o planta para mimetizarse”, dijo Hanlon en una conferencia para periodistas que participaron en el Programa de Periodismo Científico del Laboratorio de Biología Marina de Massachusetts (MBL, por sus siglas en inglés), encuentro del cual La Nación fue parte.
“Los pulpos o calamares son muy hábiles, se camuflan según las características de su ambiente, con la luz disponible. Buscan la postura idónea, cambian de color, de tonalidades e incluso de textura”, destacó el científico del MBL.
Otra característica que llama la atención de los investigadores, es que estos animales poseen estructuras en “tercera dimensión”, que pueden hacer que su piel se estire, se encoja y adquiera diferentes formas. ¿Logran, entonces, los pulpos y calamares mimetizarse por completo de su entorno? Hanlon asegura que no. “Ellos se aprovechan de que ningún ser vivo tiene una visión perfecta. La vista puede engañar y los cefalópodos lo saben muy bien”, agregó.
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