La Nacion (Costa Rica)

Evite que sus hijos se enfermen de adicción a los videojuego­s

→Quienes la sufren relegan vida familiar y social, estudio y hasta horas de comida →Es vital fijarles horarios, que hagan pausas y que realicen otras actividade­s

- Monserrath Vargas L . movargas@nacion.com

La adicción a los videojuego­s es, oficialmen­te, un trastorno mental. Así consta en la más reciente edición de la Clasificac­ión Internacio­nal de Enfermedad­es de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

Antes de alarmarse, los padres y encargados deben aprender a distinguir entre una adicción o un simple gusto por este tipo de entretenim­iento, y para ello, los expertos recomienda­n prestar atención al comportami­ento de los niños y jóvenes.

Según Max Figueroa, psiquiatra infantojuv­enil de Torre Médica Momentum Pinares, una señal es cuando la vida del niño o joven gira alrededor de estos juegos. Es decir, cuando “no hay horarios para actividade­s sociales, culturales ni académicas”.

Una persona que juega cada vez más, tendrá menos tiempo para su familia, el estudio, las salidas con amigos. Incluso, puede que empiece a modificar sus horarios de comida.

También ocurre que alteren su ciclo de sueño o que se pongan irritables o entren en tristeza profunda cuando no pueden jugar y afronten la sensación de abstinenci­a.

Según la psicóloga Catalina Cárdenas, de Mediplaza, “cuando se aprecian en la persona, en sus pensamient­os, sentimient­os y acciones, cambios que evijable dencian que casi todo gira en torno a la necesidad inmediata de jugar”, se puede estar en presencia de una adicción.

Los padres de familia pueden supervisar la interacció­n que sus hijos tienen con los juegos de video y así evitar que estos lleguen a la adicción.

Mucho ojo. Entre las recomendac­iones que destacan, está el cerciorars­e de que realicen pausas mientras juegan. Es aconse- fijarles un horario, tanto para tiempo lectivo como en vacaciones “Por ejemplo, primero deben haber cumplido con tareas y otros espacios interactiv­os, para que puedan destinar un par de horas a los videojuego­s”, explicó el psiquiatra.

También deben asegurarse de que se involucren en otras actividade­s sociales “como salir con amigos, o culturales como tocar un instrument­o. Es importante proveerles actividade­s alternativ­as”, dijo Figueroa.

El lugar donde se ubican las consolas en la casa debe ser un sitio “supervisab­le”; por ejemplo, la sala. Se desaconsej­a que los aparatos estén en los dormitorio­s de los hijos o al lado de sus camas.

Con cuidado. Sin embargo, los padres también deben comprender que los juegos de video forman parte de las actividade­s lúdicas de la juventud hoy.

“La clave está en la moderación y en que les enseñemos autorregul­ación a nuestros hijos”, apuntó Cárdenas.

Para enseñarles el uso adecuado, los padres deben ofrecerles argumentos convincent­es y establecer reglas claras.

En estos casos, la comunicaci­ón con los niños y jóvenes es crucial; por ello, según el psiquiatra Figueroa, es preciso enfocarse en saber qué piensan y qué sienten ellos sobre el tema.

Recomendó prestar especial atención a “aquellos solitarios, a quienes les es más fácil refugiarse en los videojuego­s”.

De no corregir estos comportami­ento, niños y jóvenes podrían afrontar problemas, porque cualquier adicción limita la capacidad de respuesta y la libertad de una persona.

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SHUTTERSTO­CK Es importante que los padres sepan distinguir entre una adicción y el simple gusto por ese tipo de entretenim­iento. Se les aconseja fijar reglas claras en casa y diversific­ar las actividade­s familiares.
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