La Nacion (Costa Rica)

Gastos con toga y birrete

- Esteban Ramírez Editor de Economía eramirez@nacion.com

Así como el abultado presupuest­o estatal destinado a la educación pública enciende fuertes debates sobre su sostenibil­idad y eficiencia en un contexto fiscal apretado, en el seno de los hogares conviene someter las decisiones asociadas al pago de educación privada a un minucioso análisis financiero.

No exagero si digo que el pago por la educación tiene semejanzas con un crédito para vivienda: es un gasto alto y recurrente, que puede prolongars­e por muchos años y el cual es difícil de bajar cuando ya se tiene.

Si bien es cierto, Costa Rica posee un sistema educativo público con una cobertura bastante amplia, los gastos de las familias en educación privada crecen en forma acelerada. El pago promedio, por persona, en educación particular, aumentó casi 70% entre el 2013 y el 2014, según la Encuesta Nacional del Ingresos y Gastos; hace cinco años, el 5% del gasto total personal se destinaba al pago de estudios.

Un hogar del quinto quintil de ingresos (el más alto) puede gastar seis veces más por mes, por estudiante, que un hogar de ingreso intermedio (tercer quintil). No obstante, en un hogar de ingreso medio, la educación privada puede compromete­r una porción más abultada del ingreso, así que los costos deben estar muy bien sensibiliz­ados: se tendrán que afrontar por 10 o 15 años y, si llega un nuevo miembro a la familia, crecerán en forma simétrica.

Cuando uno opta por enviar a los hijos al colegio privado, también debe prepararse para afrontar el ritmo anual de los ajustes; los precios de los servicios de educación básica, por ejemplo, históricam­ente han crecido más que la inflación del país, quizás por una oferta inelástica (no crece a pesar de las mayores tarifas), o porque la barrera salida para pasar al chiquillo de escuela es alta.

El pago de colegiatur­as enfrenta un riesgo fiscal, asociado al pago del impuesto al valor agregado (IVA), que, aunque en la propuesta presentada por el Gobierno se mantiene en una tarifa preferenci­al del 4%, probable que los centros educativos privados opten por trasladar al consumidor final los costos de los IVA pagados a sus proveedore­s a la tarifa del 13%.

Elegir una buena escuela o colegio requiere evaluar la parte académica, pero no menos importante es el cálculo financiero detrás de la decisión.

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