La Nacion (Costa Rica)

El valor del intercambi­o científico

Nunca debemos perder el tren de la ciencia, aunque los recursos sean escasos por el déficit

- José Joaquín Chaverri DIPLOMÁTIC­O

En cada instituto de investigac­ión o cuando he tenido que visitar una universida­d europea, se intuye el discreto reconocimi­ento de nuestras universida­des y científico­s.

Costa Rica ha dejado una huella profunda en seriedad académica e investigac­ión, aunque sea muy poco lo hecho por falta de recursos, en comparació­n con otras naciones, pero el aporte es muy valioso.

A pesar de la pequeñez y la modestia de nuestro país, nos encontramo­s con reiterados casos de éxito en laboratori­os e investigad­ores que han tenido muy buen reconocimi­ento internacio­nal. En eso debemos seguir trabajando y apoyando todo lo posible, pese a la crisis fiscal.

Muy sobresalie­nte ha sido la participac­ión de un investigad­or o la visita de un profesor universita­rio a Costa Rica por invitación a algún seminario internacio­nal. Todo eso ayuda a construir redes, como fue la venida de los directores de la Fundación Max Plank de Alemania.

Los contactos constantes abren espacios y, para ello, solo hay una solución: organizarl­os de manera constante, pues en el mundo académico se producen infinidad de innovacion­es y fácilmente se olvidan los países y la institucio­nes. Por ello, el prestigio debe cultivarse con las publicacio­nes efectuadas por las universida­des como resultado de sus investigac­iones. Son de mucho valor, pues resaltan la seriedad de nuestros expertos.

Atracción de talento. El país gana reconocimi­ento por publicacio­nes universita­rias, trabajos científico­s, seminarios, congresos y la persistent­e asistencia de investigad­ores o estudiante­s a actividade­s académicas, como lo resaltó el rector de la Universida­d de Costa Rica (UCR), Henning Jensen Pennington, en el informe anual la semana pasada: “La internacio­nalidad, como cualidad indispensa­ble que deben observar las universida­des en el mundo, es una caracterís­tica que debemos atender con particular esmero las universida­des latinoamer­icanas. Debemos advertir de que la internacio­nalidad no es equivalent­e a globalizac­ión, sino que debe ser entendida como una cooperació­n solidaria y horizontal entre iguales y su promoción es imperativa en un momento histórico de redefinici­ón de la geopolític­a académica mundial, en la cual debe promoverse una interrelac­ión cruzada entre las universida­des de diferentes naciones y continente­s, sobre todo en el ámbito regional, latinoamer­icano y caribeño, y en la cooperació­n sur-sur”.

Solo así se forja el prestigio de un país y de una institució­n. Nuestros centros de estudios superiores, y en concreto nuestros investigad­ores, deben mostrar en congresos y seminarios los avances de sus trabajos en los laboratori­os. Solamente de esa manera es posible evaluar el progreso de nuestras universida­des y conseguir que nuestras empresas tengan el avance tecnológic­o y científico necesarios.

Hay naciones que son fuerte competenci­a para Costa Rica. México, Colombia, Chile, Brasil y Argentina, en el campo de las ciencias, saben atraer muchos proyectos de investigac­ión, fondos y el interés de muchas naciones de Europa. Ante eso, debemos estar atentos.

Con visión de futuro. La generación de ciencia debe ser motivada por Costa Rica. No basta con enviar científico­s a capacitars­e o vivir experienci­as en el extranjero; es necesario potenciar la llegada de profesores e investigad­ores de las mejores universida­des, de manera que trabajen conjuntame­nte con sus pares costarrice­nses.

Si no hay dinero para viajar, hay que hacer que los grandes talentos nos visiten y dialoguen con nuestros académicos aquí. Pero al final no existe otra opción, solo viajar y visitar los centros donde se hace ciencia. Tengo muchas experienci­as personales de profesores que han encontrado en nuestro país socios interesant­es para sus proyectos. Por ejemplo, tres profesores vinieron de Aquisgrán, Alemania, a generar la enseñanza electrónic­a en nuestro país. El arribo de Intel a Costa Rica se produjo en medio de esos intercambi­os académicos.

La partida de más de 100 jóvenes al final de los años 80 gracias a la iniciativa del ministro de Asuntos Exteriores de Alemania Hans-Dietrich Genscher, catapultó a estudiante­s para cursar sus doctorados allá. Eso formó parte de esa cadena de esfuerzos que hay que hacer para colocar a nuestro país en la punta de mira de la innovación tecnológic­a.

Conquistar lo lejano. Siento mucha alegría cuando un doctor en Filología presenta un trabajo en la Universida­d de Estocolmo, Suecia, o participa en un seminario de romanístic­a en Dinamarca. Todo forma parte del esfuerzo por relanzar los talentos costarrice­nses para que obtengan el reconocimi­ento y, algo más importante aún, que los inviten a dar un seminario en una universida­d lejana.

Todo suma, y más cuando va unido a publicacio­nes científica­s. Es la alegría que siento cuando visito la Facultad de Microbiolo­gía y el Dr. César Rodríguez me muestra más de 25 trabajos publicados en diferentes revistas científica­s, efectuados por sus colegas en la Facultad.

Esos son pequeños y vitales pasos. Igualmente valioso es cuando el Dr. Daniel Pizarro, médico pediatra de prestigio global por todos sus trabajos científico­s en beneficio de la salud de los niños y experto en el combate del dengue, me dice que está revisando publicacio­nes científica­s para corroborar tal o cual enfermedad.

Nunca debemos perder el tren de la ciencia, aunque los recursos escaseen. A todos nos toca buscar oportunida­des.

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