Falta de sentido común en el Tránsito
Conozco casos ocurridos en Turrialba, algunos de ellos cercanos al lugar donde se desarrolla la feria del agricultor, que ilustran la falta de sentido común de varias personas responsables de dirigir nuestras instituciones públicas.
En ese sitio, no hay servicios sanitarios ni estacionamiento por lo cual muchos agricultores y vecinos deben parquear sus vehículos a veces en zonas marcadas con raya amarilla, mientras bajan sus productos a la feria, y otros, mientras hacen sus compras. Los inspectores de tránsito, desde luego, efectúan su trabajo y reparten boletas por las infracciones, que en raya amarilla representa un monto de ¢52.000.
Pero la multa no es todo. El oficial, conforme con la ley, también quita las placas. Cuando eso ocurre, los infractores se dirigen, como es normal, a la Oficina del Tránsito de Turrialba para averiguar cómo, una vez pagada la sanción, recuperarán sus placas, pues para muchos, el carro es fundamental, entre otras cosas, para ir a su trabajo o ganarse su sustento.
En la Oficina del Tránsito, el ciudadano recibe amablemente esta respuesta: “Mire, señor, las placas de su carro están aquí, pero el lunes viene Correos de Costa Rica, las recoge y se las lleva a San José. Luego, las manda a Cartago y usted tiene que estar llamando a Cosevi de Cartago hasta que le digan que ya las placas están allá. Cuando usted esté seguro de que llegaron a Cartago, entonces, por teléfono, saca una cita o va un miércoles sin cita y las retira. Eso sí, recuerde llevar el certificado de propiedad, los timbres, Riteve al día, tarjeta de circulación, recibo de la multa cancelada y copias de todos esos documentos”.
Ante esa respuesta, la gente pregunta: ¿Cuántos días tardan las placas en llegar a Cartago? El funcionario contesta: “Entre tres y cuatro días hábiles, es decir, si a usted se las quitaron el sábado es probable que pueda retirarlas el jueves o viernes de la siguiente semana, pues Correos de Costa Rica pasa por aquí el lunes a llevárselas para San José”.
Servicios deficientes. El 25 de junio, el defensor adjunto de los habitantes, Juan Manuel Cordero, indicó en su comparecencia ante la Asamblea Legislativa, que en nuestro país han aumentado las denuncias por deficiencia en los servicios públicos. Por supuesto, es cierto.
Muchas deficiencias son por carencia de sentido común; otras, por falta de compromiso de los empleados públicos; y, algunas, hasta por intereses creados. En el caso concreto, nadie entiende por qué las placas retiradas por los tráficos, por infracciones cometidas en Turrialba, por ejemplo, no puedan ser devueltas a sus propietarios ahí mismo, en el Tránsito de la ciudad contra el recibo de la multa pagada.
Nadie comprende por qué las placas deben ser transportadas por Correos de Costa Rica, primero a San José y de ahí a Cartago para que, con un mínimo de cuatro días hábiles, el ciudadano viaje, en el caso de Turrialba, 90 o más kilómetros ida y vuelta para recuperarlas.
Más todavía. ¿Por qué se le exige al ciudadano aportar toda una documentación que los mismos funcionarios del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) pueden ver en su computadora? ¿Cuánto le cuesta a un agricultor no usar su vehículo de carga porque un trámite que debería ser muy expedito tarda varios días? ¿Cuánto tiempo debe destinar una persona de Turrialba en ir a Cartago a efectuar toda esa operación burocrática? Uno podría pensar que es bueno que Correos de Costa Rica tenga trabajo, pero no a costa de la deficiencia en la prestación de un servicio público.
Urgen cambios. Estas situaciones, como otras, evidencian falta de sentido común en la gestión administrativa. Es evidente que Cosevi puede y debe poner en práctica un sistema que
El Tránsito de Turrialba manda las placas primero a San José y luego a Cartago
permita que las placas se entreguen directamente en las oficinas del lugar donde los oficiales las retiran. A menudo pequeñas decisiones administrativas hacen grandes diferencias en la vida de los habitantes.
Un dato adicional. Una de las personas que trabaja y tramita la devolución de placas en Cartago vive en Turrialba. Él viaja todos los días a las 5 a. m. a Cartago. ¿No sería mejor que ese trabajador estuviese en el Tránsito de Turrialba? Con ello lograría que sus ingresos mejoren al no tener que pagar pasajes, comida, cafés y demás. Ese es otro desafío que tiene que ver con una política de empleo público. Debe reducirse al máximo la “viajadera” de los empleados públicos. Ello tiene que ver con el bienestar e integración de las familias y hasta con el hacinamiento metropolitano.
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