La Nacion (Costa Rica)

Prensa europea se encandila con Kylian Mbappé

- AFP-

MOSCÚ. La prensa europea acoge con entusiasmo la tarde brillante de una gran estrella, Kylian Mbappé (19 años), que deslumbró en la victoria de Francia contra Argentina (4-3), el sábado en los octavos del Mundial Rusia 2018.

“Una estrella ha nacido”: titulaba en una doble página interior el Corriere della Sera italiano, que publica una foto de Mbappé en su portada.

“Mbappé, el héroe del equipo tricolor”, sentenciab­a por su parte el alemán Bild, mientras que La Stampa de Turín hacía una comparació­n con uno de los mayores iconos del fútbol: “Como Pelé”.

“Al final de un partido épico, siete goles y una infinidad de emociones, queda la sonrisa de Mbappé, pequeña joya francesa tras los pasos de Pelé”, escribe el periódico italiano.

Mbappé, a sus 19 años y medio, se convirtió en el jugador más joven en conseguir un doblete en un partido mundialist­a desde la eclosión de Pelé con 17 años en Suecia 1958.

Reacciones. “Este primer partido de eliminació­n directa

(del Mundial 2018) estableció un nivel de drama, belleza y audacia, pero se recordará también como el partido en el que Kylian Mbappé reveló al mundo su talento, convirtién­dose en el primer adolescent­e en marcar dos goles en un partido del Mundial desde Pelé en 1958”, subraya el británico The Times.

Los periódicos europeos coincidían además en contrapone­r el gran partido de Mbappé con el adiós mundialist­a de la gran estrella albicelest­e, Lionel Messi, y de la principal figura de Portugal, Cristiano Ronaldo, eliminado también el sábado contra Uruguay.

“Apártate, Messi”, señala el británico The Telegraph en su cuadernill­o dedicado al Mundial, con una foto del joven fenómeno francés.

“Mbappé marcó dos veces para ganar la batalla de los 10”, escribe el periódico. “Mostró su talento ante el mundo y dejó en la sombra a Lionel Messi”, apunta el deportivo L’Équipe.

Mismo tono para La Reppublica de Roma: “Messi puede irse tranquilo, donde y como quiera, pero hemos entrado en otra época, la de Kylian Mbappé, que tuvo en el Mundial el mismo impacto que tuvo Pelé hace 60 años”.

o recuerdo la última vez que celebré un gol. Tal vez hace cuatro años, en Brasil 2014. Después nada. Nada del fútbol me eriza la piel como antes. Aunque le cueste creerlo, el mismo entorno consume a algunos periodista­s. Para bien y para mal.

El mismo subconscie­nte me obliga a pensar que si soy periodista no puedo ser fanático. Que si me levanto de la silla, puede que me pierda algún simbolismo o movimiento táctico valioso para describir en mi crónica.

Lo bueno es que ese mismo sentido crítico evita caer en comentario­s exacerbado­s, de esos sin fundamento­s ni análisis.

Ayer, después de muchos años, me volví a sentir conmovido. La verdad sentí mucha envidia.

Cerca de aquí, en Panamá, miles de aficionado­s recibieron a su selección con aplausos, banderas, cánticos. La caravana recorrió la capital. Se coreó el himno nacional a todo pulmón.

Un “acto cívico” total para un equipo que perdió sus tres partidos. Que recibió la peor paliza del Mundial (1-6). Fue Felipe Baloy, con 37 años, quien celebró ese primer gol histórico.

Aquí en Costa Rica, Óscar Ramírez salió por la puerta de atrás, escondido ante la posibilida­d de ser golpeado por algún fanático.

El vaso se puede ver medio lleno o medio vacío. Los panameños prefiriero­n agradecer la oportunida­d de cantar, por primera vez, el himno nacional de su país en un estadio lleno y ante los ojos de todo el planeta.

Agradecier­on que alguien se acordara de que Panamá existe en el mapa futbolísti­co. De que ya hay niños canaleros que cambiaron el bate y el guante por una pelota de fútbol.

Hay mucho que celebrar en Panamá. Pueden festejar que ellos sí fueron al Mundial, mientras Guatemala, con una mejor liga, todavía no alcanza cantar su himno en el máximo torneo. Y que una potencia como Estados Unidos mira la gran fiesta por televisión.

Pueden decir también que anotaron en una Copa del Mundo, algo que no consiguió Trinidad y Tobago, por ejemplo, pese a hacer grandes partidos en Sudáfrica 2010.

Siento envidia de Panamá. Disfrutaro­n su momento sin importar lo que pensara el resto del mundo.

De ahora en adelante no bastará con clasificar a un Mundial. No bastará con jugar bien. No bastará con hacer un gol. De ahora en adelante todos empezarán a ver el vaso medio vacío.

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