Ring ayuda a joven a sanar sus heridas
Marcos Gómez vio la muerte de su papá y se rebeló hasta que llegó al cuadrilátero
Presenciar la muerte de su padre, en una oscura calle de Playas del Coco, en Guanacaste, con apenas siete años de edad, marcó el destino del pequeño Marcos Gómez Gómez.
La constante rebeldía del niño problemático al que le gustaba pelear con sus compañeros distinguió su explosivo carácter desde aquel día.
Su forma de ser, retraída, tímida y hasta desconfiada, hizo que su madre, Rosa Gómez, decidiera hablar con el entrenador de boxeo José Rodríguez para inscribirlo en el grupo de Juegos Nacionales del cantón de Carrillo, Guanacaste.
Un año después, con 13 años de edad, Marcos está muy cerca de alcanzar su primera medalla de oro en los Juegos, gracias a su perseverancia y a la disciplina que halló en el ring.
“Me metí en el boxeo para olvidar la muerte de mi papá. Lo mataron allá en El Coco. Ahora yo le dedico mis peleas y quiero ganar una medalla de oro para él y mi mamá”, comentó el joven, quien tiene cinco hermanos y participa en los 42 kilogramos.
Marcos canalizó, en los últimos 12 meses, ese dolor por medio del boxeo, lo cual se vio reflejado en sus dos victorias en las justas. La última, este lunes, ante Joseph Angulo, de San José, lo tiene a las puertas de una presea dorada. Además, ya no pelea con sus compañeros.
“Antes me gustaba el fútbol, pero ya no. Quiero llegar a ser un boxeador profesional”, dijo.
El estudiante de sétimo año del Liceo de Santa Cruz confesó que apenas termina las clases se dirige a su casa, en el barrio Chorotega de Santa Cruz, hace sus tareas y se marcha a los entrenamientos con José Rodríguez.
“Mi mamá me contó que ella también fue boxeadora. Que participó en unos Juegos Nacionales y ganó una medalla de plata, la cual aún conserva. Yo quiero ganar una de oro, superarla y ser campeón. Ese es mi deseo, me gusta la disciplina del boxeo y he aprendido mucho”, añadió Gómez.