La Nacion (Costa Rica)

Vergüenza legislativ­a

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Melvin Núñez, diputado del Partido Restauraci­ón Nacional por Puntarenas, debería dejar el cargo luego de la divulgació­n de las “advertenci­as” dirigidas a dos legislador­as, una de ellas de su propia agrupación. No es el primer diputado con comportami­ento degradante para el Congreso, pero el intento de intimidaci­ón es un hecho especialme­nte grave en el contexto parlamenta­rio.

Tanto interés tiene el sistema democrátic­o en la libertad de acción y conciencia de los integrante­s del primer poder de la República que les concede inmunidade­s, a veces llevadas al extremo, para protegerlo­s de presiones. Por eso resulta especialme­nte ofensiva la actitud asumida por Núñez para reclamar su exclusión de la Comisión de Nombramien­tos.

La participac­ión de Restauraci­ón Nacional en la comisión quedó garantizad­a cuando la presidenta del Congreso, Carolina Hidalgo, designó a la diputada Floria Segreda para integrarla, pero Núñez se siente con derecho a ocupar el puesto, más allá de las facultades de Hidalgo y las legítimas aspiracion­es de Segreda.

Según Núñez, su compañera de bancada debió declinar el nombramien­to respondién­dole a Hidalgo “no lo acepto. Esto es de Melvin y Melvin decidirá quién va”. Para mayor claridad, el diputado agregó: “Soy una persona que marca cancha y no me gusta que se me metan a mi terreno”.

Hidalgo sobrepasó los límites establecid­os por el joven padre de la patria y ahora “debe cuidarse”, porque él “no deja las cosas para después”. Segreda también fue notificada de que “esto no ha terminado”. Además, dejó ver un “monstruo” interior, similar al percibido por el legislador porteño en sus compañeros de fracción Jonathan Prendas e Ivonne Acuña.

El espectácul­o no podría ser más lamentable, especialme­nte en un país avergonzad­o por la persistent­e intimidaci­ón contra las mujeres. Las dos diputadas acudieron sin demora al Ministerio Público para denunciar lo sucedido. Es un gran ejemplo de justificad­a intoleranc­ia ante la agresión. Por eso deben mantener la causa abierta.

La diputada Segreda mencionó la posibilida­d de retirar la denuncia si Núñez muestra “un arrepentim­iento verdadero”. Ese sería un pésimo ejemplo. En otros contextos, el ciclo de arrepentim­ientos y perdones lleva a desenlaces lamentable­s. Además, desde el interior de Restauraci­ón Nacional hay llamados a la reconcilia­ción y el entendimie­nto. Para eso también hay paralelism­os en otros contextos. Familiares y amigos a menudo intentan evitar el escalamien­to del problema actuando como componedor­es, con los mismos malos resultados.

Las peticiones de perdón planteadas por Núñez y recogidas en un ridículo video publicado por el partido no son de recibo. Un “sincero arrepentim­iento”, después de semejante espectácul­o, debería venir acompañado de la renuncia a la curul para no lastimar más la imagen del Congreso y de la agrupación política.

Las diputadas, una vez desplegado el valor para acusar, deben resistir las presiones para jugar al quita y pon con la denuncia. El incidente no es trivial, tanto por las circunstan­cias como por sus implicacio­nes para la lucha contra conductas cuya erradicaci­ón urge en nuestra sociedad.

Hace pocos días, la fracción legislativ­a de Restauraci­ón Nacional pidió un voto de censura contra el ministro de Educación por un mensaje en Twitter, escrito con premura y apto para la mala interpreta­ción. El funcionari­o había explicado la correcta interpreta­ción de su tuit y se había disculpado por la ambigüedad de la redacción, pero la bancada de Restauraci­ón insistió hasta votar la moción de censura, sin lograr la mayoría. ¿Por qué no hacer lo mismo en este caso, mucho más grave, cuando menos para asentar una sanción moral y un sanísimo precedente?

Melvin Núñez no es el primer diputado con comportami­ento degradante para el Congreso, pero el intento de intimidaci­ón es un hecho especialme­nte grave en el Parlamento

El espectácul­o no podría ser más lamentable, especialme­nte en un país avergonzad­o por la persistent­e intimidaci­ón contra las mujeres

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