La Nacion (Costa Rica)

¿Está Costa Rica entre los 10 países más desiguales del mundo?

-

La pregunta cobra relevancia por dos razones: recién la

BBC publicó la afirmación sobre esta mala posición del país en desigualda­d y actualment­e se debate la que puede llegar a ser la primera reforma fiscal relevante desde 1995. Una reforma largamente postergada, compleja y que debe repartir sacrificio­s.

Medir.

Hay un acuerdo relativo sobre la importanci­a de ocuparse de la desigualda­d y, además, sobre su medición. Los indicadore­s más usuales son los del ingreso con datos de las encuestas de hogares, las que, por su naturaleza, subregistr­an los ingresos más altos. El más convencion­al es el índice de Gini, aunque la desigualda­d de ingreso es tan solo una brecha entre muchas. En otros países –no de manera regular en Costa Rica– el Gini se calcula según los ingresos antes y después de impuestos y transferen­cias públicas a los hogares. Esta última es la mejor aproximaci­ón.

América Latina se ha caracteriz­ado por ser la región más desigual del mundo y Costa Rica no escapa a ello, según la Cepal. Ese rasgo estructura­l se ha mantenido durante mucho tiempo en la región, incluso en coyunturas de alto crecimient­o económico. A inicios del presente siglo, en la mayoría de los países latinoamer­icanos se inició un proceso de reducción de la elevada desigualda­d de los ingresos, pero luego de la crisis del 2008 esta se desaceleró.

En general, la principal fuente de ingresos de la gente se origina en el mercado de trabajo. Por eso, entre los principale­s factores para explicar la reducción de la desigualda­d en la región se destacaron la activación de políticas para mejorar los salarios mínimos, más empleos formales, la extensión de la cobertura contributi­va de la seguridad social, el aumento en la participac­ión de las mujeres que incrementó el número de perceptore­s de ingresos por hogar y una mejor llegada de los programas sociales mediante las transferen­cias monetarias a hogares de menores ingresos.

¿Y en Costa Rica?

Durante ese periodo de disminució­n de la desigualda­d en América Latina, Costa Rica, por el contrario, la vio crecer, por lo cual pasó de ser uno de los países más equitativo­s en la distribuci­ón del ingreso a estar en rangos similares al promedio latinoamer­icano. El Gini en el 2016 fue de 0,52, sin cambios significat­ivos desde el 2011, lo que refleja un estancamie­nto en niveles altos de la desigualda­d.

Otro indicador de la desigualda­d es el porcentaje del ingreso total que acumula cada quintil (20 %) y decil (10 % de hogares). Estas relaciones agregan claridad: en el 2016, los ingresos promedio del quintil (20 %) de mayor ingreso fueron 12,9 veces mayores que los del primer 20 %, cantidad que no ha variado significat­ivamente desde el 2013. Visto por grupos de 10 %, el décimo tiene un ingreso 26,8 veces mayor que el primero (el promedio para países de la OCDE es 9 veces). Si se considera el ingreso del 2 % de los hogares más ricos y se contrasta con el del primer 10 %, en el 2016 el indicador asciende a 44 veces. Eso según el Informe Estado de la Nación más reciente.

La disminució­n de la desigualda­d la pone el ingreso social.

Para el promedio de la región, según la Cepal, el coeficient­e de Gini solo baja 3 puntos tras los impuestos directos, en tanto que la provisión pública de servicios educativos y de salud lo reduciría adicionalm­ente en unos 6 puntos; en Costa Rica, estima que el efecto conjunto es una reducción en el coeficient­e de 12,1 puntos, duplicando educación y salud el efecto de los impuestos.

Por su parte, en los países de la OCDE el efecto redistribu­tivo de las transferen­cias monetarias y del impuesto sobre la renta personal alcanza en promedio 17 puntos porcentual­es, mientras que la redistribu­ción efectuada mediante el gasto público alcanza 7 puntos. En la OCDE, los impuestos son más progresivo­s por lo que contribuye­n más a la igualdad.

En una perspectiv­a a largo plazo, y con la categoría de clase social a la que da seguimient­o el

Informe Estado de la Nación, los datos cantan algo más. Este seguimient­o pone en evidencia el estancamie­nto relativo de los ingresos reales de todas las clases sociales desde 1987, con la excepción de los sectores de expertos y medianos propietari­os y de la clase alta.

También en el país son evidentes otras dimensione­s de la desigualda­d socioeconó­mica, entre ellas las referidas a la baja incorporac­ión de las mujeres al trabajo reconocido y remunerado, y sus niveles inferiores de ingreso para cualquier categoría ocupaciona­l (entre un 20 % y un 30 %). Y por etnia, especialme­nte grave por la exclusión social radical de los pueblos indígenas, difícilmen­te visible por su tamaño en las encuestas. Las desigualda­des socioeconó­micas territoria­les son serias y su atención requiere de intervenci­ones públicas mejores y más robustas.

El análisis detallado no es halagüeño.

Las regiones costeras y fronteriza­s muestran baja prosperida­d económica, sostenibil­idad ambiental y progreso social en relación con la región central. Eso significa, entre otras cosas, insegurida­d ciudadana, atención médica básica deficiente, bajo nivel de escolarida­d, demanda insatisfec­ha de vivienda, infraestru­ctura física insuficien­te o inconexa y de baja calidad, problemas de agua y saneamient­o, pocas oportunida­des económicas y una población menos conectada con el mundo.

Por ejemplo, mientras en el 2016 el 16,1 % de los hogares de la región central estaba bajo la línea de pobreza, en todas las demás regiones del país el porcentaje de hogares pobres fue superior al 23 % y en alguna zona llegó hasta el 31 % (documento de fundamento­s del Acuerdo Nacional).

Costa Rica tiene ahora mayores capacidade­s humanas, pero lleva más de dos décadas de estancamie­nto de la pobreza según ingreso, alto nivel de desempleo y creciente desigualda­d. La composició­n de los ingresos del gobierno no es progresiva, no aporta mayor cosa para la mejora de la igualdad. La diferencia la pone la política social que sí es altamente progresiva, aunque apenas compensa el efecto de lo económico en la desigualda­d.

En 1981 el país vivió una crisis originada en problemas fiscales, con un Ejecutivo débil y un Legislativ­o que no quiso actuar: cayó la producción, el empleo y el ingreso real. La inversión social se vino a la mitad. Recuperarn­os tomó varias décadas. No podemos repetir el gigantesco error.

Las desigualda­des socioeconó­micas territoria­les son serias y requieren más atención

 ?? SHUTTERSTO­CK ??
SHUTTERSTO­CK
 ?? Miguel Gutiérrez Saxe ECONOMISTA ??
Miguel Gutiérrez Saxe ECONOMISTA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica