El viaje del entrenador croata hasta la gran final
El técnico no tuvo una gran carrera como jugador y aún no la había tenido dirigiendo
MOSCÚ. AFP - Hace nueve meses, Zlatko Dalic todavía trataba de entender cómo su equipo, el Al Ain de Emiratos Árabes, había perdido la final de la Liga de Campeones de Asia a finales de 2016. Llevaba años esperando una oportunidad así y se le había escapado. A los días le llamó su selección, en 48 horas salvó a Croacia de quedarse fuera del Mundial y ahora está en la final de Moscú.
Un viaje increíble que arrancó el 7 de octubre en el aeropuerto de Zagreb. Allí, este excentrocampista de 51 años, que como jugador nunca alcanzó la selección, se presentó a sus futbolistas. A muchos ya los conocía, pero ahora era su nuevo jefe rumbo a una misión urgente: salvar la última vida de esta talentosa generación.
Después de empatar contra Finlandia, la convulsa federación croata había destituido al técnico Ante Cacic y reclutado a Dalic a dos días del último duelo de la clasificación europea contra Ucrania. Una derrota y no iban ni al repechaje.
“No tuve dudas sobre si aceptar el puesto, ni puse condiciones”, contó el jueves.
“Después del partido contra Ucrania (2-0) trabajé otras seis semanas sin contrato porque no quise firmar hasta después de jugar contra Grecia (en el repechaje). No necesitaba un salario garantizado por un papel. Les dije que si conseguíamos clasificar, entonces nos sentábamos y firmábamos”, relató.
Sueño. Se cumplía un sueño para el contenido Dalic, quien en 1998 había sido un hincha en Francia siguiendo a la generación dorada de Davor Suker, cuyo tercer puesto ilusionó a esta pequeña nación todavía herida por los horrores de la guerra.
Imposible imaginar entonces que finalmente se vería con los galos, pero 20 años después y en la final del Mundial, este domingo a las 9 a. m.
Siempre correcto –y con la mano en el rosario que guarda en el bolsillo en los partidos–, a Dalic no le asustan los focos que, de repente, se han lanzado sobre él. Sin estridencias, el nacido en Livno –actual Bosnia– llevaba toda la vida esperándolos.
“A mí nadie me ha regalado nada, no es como algunos en Europa que encuentran trabajos en clubes grandes debido a sus nombres como jugadores (...) Yo suelo decir: denme un club como el Real Madrid o el Barcelona y ganaré títulos”, aseguró.