La Nacion (Costa Rica)

Santistas fichan a quien fuera su utilero y mensajero

▶ Lesión le truncó carrera; trabajó en el club en esos puestos y ahora firma contrato

- Daniel Jiménez daniel.jimenez@nacion.com

¿Quién dice que los sueños no se cumplen? Eso sí, no todas las personas tienen la suficiente determinac­ión, humildad, esfuerzo, dedicación y disciplina que se necesita para no darse por vencido, aunque las puertas se cierren.

El joven Juan Carlos Ávila lo sabe muy bien.

Tiene 24 años y no olvidará este lunes 16 de julio del 2018. Firmó su primer contrato como futbolista profesiona­l. Su club... ¿digo club?... ¡su casa! es el Santos de Guápiles.

Justo en el Estadio Ebal Rodríguez, donde se lesionó, donde vio truncada su carrera, donde regresó como mensajero y fungió después como utilero, acaba de estampar su firma como jugador.

Ávila era un destacado lateral derecho. De esos jugadores que desde liga menor los expertos dicen “pinta bien”. Desde que tiene uso de razón viste la camiseta del Santos. Jugó con sus divisiones menores como desde los siete años.

Toda su carrera la forjó en ese club, excepto en el 2008, cuando el equipo descendió, pues ya no había recursos para colaborarl­e con los pasajes.

Tras hacer procesos de Sub-13, 15, 17 y 20, tuvo la oportunida­d con el técnico Gustavo Martínez. Jugó unos ocho meses, pero sufrió una de las lesiones más terribles para un futbolista: ruptura de ligamento cruzado anterior.

En ese momento, la administra­ción del club era de mexicanos, quienes no se hicieron cargo de su recuperaci­ón.

“Se me vino abajo mi carrera, yo quería ayudarle a mi familia”, comentó.

Ángel. En medio del mal momento, como en muchas historias de superación, apareció un ángel guardián: Víctor Badilla.

“Tuve que irme del equipo a trabajar a Pococí, pero cuando el club cambió de administra­ción, con Badilla como gerente, él se reunió conmigo. Me dijo que quería ayudarme. Empecé de mensajero, estuve unos meses así, mientras me buscaba opción para operarme”, contó.

En noviembre de 2016 volvió a pisar una cancha, en esta oportunida­d como utilero de las divisiones menores del equipo. “Don Víctor me dijo que si me llamaba la atención y yo le dije que sí, que si no podía estar con el equipo de una manera, lo iba a hacer de otra. Luego, como cuatro meses después se fue un utilero del primer equipo y ocupé la plaza vacante”.

En ese tiempo combinó su trabajo con rifas y con los trámites en un banco estatal para poderse operar.

Una vez que consiguió el préstamo y juntó el dinero total, Ávila pudo costear su operación de la rodilla derecha. Ahí aparece una persona importante que le da el espaldaraz­o: Jonathan Murillo, antiguo gerente de Santos, hoy administra­tivo de Pérez Zeledón.

“Él me ayudó en todo, me dio fuerzas, me permitió hacer mi trabajo y también apoyarme mucho en darme ánimos. Fue pieza clave para fortalecer la rodilla, bajar 12 kilos, hacer dieta y tener buen descanso”, cuenta.

Juan Carlos hizo visorías y comenzó a llenar el ojo del técnico Johnny Chaves, quien de inmediato notó algo diferente en el muchacho. Durante la pretempora­da, Ávila hizo las dos funciones: utilero y jugador: “De la línea para adentro era jugador y de la línea para fuera utilero”.

El frenesí fue cuando luego de la gira por suelo panameño, Johnny Chaves comunicó frente al grupo que Juan Carlos Ávila iba a ser tomado en cuenta como jugador del primer equipo.

“Vaya, llame a su mamá para que le cuente”. Cuenta que lo hizo con lágrimas en los ojos.

 ?? CORTESÍA DE JUAN CARLOS ÁVILA ?? Juan Carlos Ávila (centro) con Douglas López (izq.) y Emer Espinoza, durante la gira del Santos de Guápiles a Panamá. Con López peleará el puesto de defensor derecho.
CORTESÍA DE JUAN CARLOS ÁVILA Juan Carlos Ávila (centro) con Douglas López (izq.) y Emer Espinoza, durante la gira del Santos de Guápiles a Panamá. Con López peleará el puesto de defensor derecho.

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