Teletrabajo desafía por igual a jefes y empleados
→Beneficios de esta práctica están comprobados, pero aún quedan dudas →Temor surge en especial por falta de mecanismos para medir la efectividad
El 9 de agosto del 2016, una protesta de taxistas contra Uber provocó bloqueos en carretera. Ese día, varias empresas privadas e instituciones públicas pusieron en marcha el teletrabajo como opción para evitar que sus colaboradores perdieran tiempo en las presas.
El entonces ministro de Trabajo, Carlos Alvarado (hoy presidente de la República), declaró a los medios de comunicación que laborar desde la casa era una herramienta muy valiosa en compañías privadas y que se debía fortalecer en las instituciones públicas.
Casi dos años después de aquel día, el teletrabajo sigue siendo es una práctica que lucha contra una estela de temores que nacen, sobre todo, dentro de las compañías privadas y entidades de Gobierno.
Para ponerlo en perspectiva, el pasado 30 de mayo, el ahora presidente, Carlos Alvarado, anunció que el 10% de los funcionarios públicos harán teletrabajo como una medida para recortar el gasto público en momentos de déficit fiscal, pero entidades como el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) apenas alista el plan piloto para ponerlo en marcha en los próximos meses.
Barreras. Pablo Cruz, consultor especializado en temas de teletrabajo de la firma P&R Consultores, aseguró que todavía existe una serie de barreras que limitan la constancia en la implementación de tal práctica.
“El principal factor que juega en contra del teletrabajo se relaciona con la visión de las instituciones y sus jerarcas o jefes, ya que no cuentan con mecanismos para medir la efectividad, el tiempo y el ahorro que pueden obtener con este sistema laboral”, apuntó Cruz.
Otra barrera que genera resistencia al teletrabajo en las empresas públicas y privadas del país es la desinformación de los empleados. Por esta razón, las compañías deben crear programas de selección de personal idóneo para hacerlo.
“El teletrabajo no es para todo el mundo”, advirtió Cruz. “Las empresas deben implementar mecanismos para seleccionar a los empleados que pueden trabajar desde la casa. Luego, prepararlos con inducciones y, finalmente, aplicar un sistema de evaluación por cumplimiento de metas y objetivos”, añadió.
A criterio del consultor, una de las razones por las cuales el teletrabajo no se instaura como una modalidad constante de largo plazo en las instituciones públicas se relaciona con la incapacidad de estas entidades para modificar su sistema laboral y llevarlo del cumplimiento de horario a la obtención de objetivos.
Escogencia. Las firmas deben evaluar a sus empleados según sus competencias, características básicas de personalidad y facilidades para cumplir tareas.
Félix Peralta, psicólogo empresarial, dijo que una persona apta para hacer teletrabajo se puede identificar, en primera instancia, a partir de algunos aspectos de su personalidad.
“Deben tener adaptación al cambio, facilidad en el manejo de conflictos, toma de decisiones, concentración, competitividad, liderazgo, regulación emocional, dominio personal, pertenencia y orientación ética”, comentó Peralta.
Luego viene un segundo filtro: las condiciones de infraestructura en la casa.
Algunas empresas ya presentan resultados. En la firma de abogados BLP Legal se utiliza el teletrabajo desde el 2016. De los 200 colaboradores de esta firma, el 50% puede desempeñar sus funciones desde la casa.
En el Poder Judicial indicaron que los programas de trabajo remoto arrancaron en el 2008. A la fecha, de los 12.500 empleados de esta institución, solo 256 desempeñan así sus labores.
Lilliana Carranza, gerenta de Asuntos Corporativos de Pfizer Costa Rica, detalló que 475 de los 520 colaboradores de la empresa hacen teletrabajo.
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