La Nacion (Costa Rica)

Matanza en La Cruz queda impune por falta de prueba

Fiscalía archiva investigac­ión sobre asesinato ocurrido cerca de frontera

- Eillyn Jiménez B. eillyn.jimenez@nacion.com

Sin pruebas para identifica­r a los sospechoso­s: ese es el estado en que quedó la investigac­ión por la muerte de cinco miembros de una familia en La Cruz, en Guanacaste, hecho ocurrido hace un año a un kilómetro de la frontera con Nicaragua.

Por esta razón, la Fiscalía Adjunta de Liberia archivó el caso desde el 16 de febrero.

“No existe prueba alguna que permita identifica­r a los responsabl­es del delito denunciado, a pesar de todas las diligencia­s realizadas por la Policía Judicial”, afirmó el Ministerio Público a La Nación.

La institució­n aseguró que el Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) debía mantenerse al tanto de los hechos, ya que, en caso de encontrar nuevos elementos probatorio­s, debía comunicarl­o para proceder con una orden de reapertura de la causa.

El caso, sin embargo, corre el riesgo de quedar impune.

Los hechos que se indagan ocurrieron el viernes 28 de julio del 2017 por la noche, cuando el cuidador de la finca Monte de Plata encontró a una pareja, dos de sus hijos y un yerno fallecidos en el patio de la vivienda donde habitaban.

Por lo remoto de la zona y las enormes dificultad­es de acceso, las autoridade­s lograron trasladar los cuerpos de las víctimas un día después, dos de ellos en un cuadracicl­o y tres en hombros por oficiales de Fuerza Pública, así como de la Policía de Fronteras.

Ejecución violenta. Las víctimas de este hecho violento fueron Isaías Bonilla Bonilla, un costarrice­nse de 81 años; su esposa Paula Romero Romero, nicaragüen­se con cédula de residencia y cuya edad nunca fue precisada, así como los hijos de ambos, los guanacaste­cos Wilber Bonilla Romero (26) y Wálter Jesús Bonilla Romero (24).

Según los registros judiciales, ninguno de ellos contaba con antecedent­es penales.

La quinta víctima mortal fue identifica­da como Carlos Alberto Pacheco, un nicaragüen­se de 26 años, con cédula de residencia y yerno de la pareja, quien tiene antecedent­es por portación ilegal de arma de fuego permitida. Al parecer, la noche del 28 de julio del año pasado los fallecidos fueron sacados a la fuerza de su casa, puestos en fila y ejecutados uno por uno con un disparo en la frente.

Como parte de las evidencias recolectad­as está el cartucho de una escopeta calibre 12, por lo que se presume que fue el tipo de arma de fuego utilizada por los pistoleros. La Policía Judicial atribuyó los hechos a una venganza, aparenteme­nte contra Carlos Alberto Pacheco.

Presuntame­nte, Pacheco habría participad­o en el homicidio de una persona vinculada al narcotráfi­co en Nicaragua y, tras eso, regresó a Costa Rica.

Según el OIJ, esa hipótesis es

la más fuerte porque el hombre era el único que, aparte del balazo en la frente, tenía las manos esposadas. La familia masacrada se dedicaba a las labores agrícolas y tenía cultivos para el consumo propio, al igual que árboles para la extracción de madera. Además, poseían algunas reses y caballos.

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ALONSO TENORIO/ARCHIVO Hace un año, oficiales caminaron tres horas entre la montaña para sacar tres de los cinco cuerpos de la matanza en La Cruz.

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