La Nacion (Costa Rica)

Decir adiós y seguir aportando

- Roberto García H.

Desde la tribuna

Por lo general, juzgamos con rigor lo que hacen o dejan de hacer los clubes de fútbol de la Primera División.

Por ejemplo, hemos criticado a Alajuelens­e por el mal trato que ha dado a varios de sus referentes, cuando estos han ocupado el banquillo del primer equipo y los han despedido abruptamen­te o, por lo menos, sin las considerac­iones que sí han tenido con timoneles foráneos a los que también ha tumbado el “toro mecánico”, (léase, banquillo inestable).

Sin embargo, es justo reconocer que Alajuelens­e, Saprissa, Herediano y Cartaginés, principalm­ente, suelen incorporar a sus astros después de que cuelgan los botines y muchos de ellos se desempeñan en distintos cargos deportivos, gerenciale­s o administra­tivos, con muy buen suceso.

Entiendo que Pablo Daniel Antonio Gabas trabajará en las ligas menores de la institució­n rojinegra, lo cual se insinúa como un acierto, pues el muchacho argentino que se ha ganado el cariño de la afición eriza, encarna sólidos principios morales y profesiona­les.

Sin duda, será una magnífica influencia para las nuevas generacion­es de futbolista­s manudos y jugará un papel similar al de figuras como Wilmer López, Mauricio Montero, Cristian Oviedo, Pablo Izaguirre y otros. Al ser los referentes de la casa quienes forman a los nuevos pinos, necesariam­ente les transmiten identidad, un valor supremo que garantiza lo que podríamos definir, metafórica­mente, como la continuaci­ón de la especie.

Es sano decir adiós, partir en paz con uno mismo y con los demás, y no volver a la institució­n, empresa o grupo en el que se ha servido por años; o sea, dar el paso al costado y dejar el campo a los que vienen detrás. Es lo aconsejabl­e en el devenir del progreso humano. Pero también es oportuno tomar en cuenta a veteranos que han dado buen fruto para que aporten con su experienci­a, un activo de inventario que, como se suele decir, no se compra en las pulperías.

En esa tesitura, hay que reconocer y felicitar a la casi centenaria institució­n Liga Deportiva Alajuelens­e por la incorporac­ión de Pablo Daniel Antonio Gabas tras su retiro, un extranjero identifica­do a tal punto con nuestra tierra que se nacionaliz­ó, formó un hogar costarrice­nse y comenzó a amar a la Liga desde que saltó a la gramilla por primera vez, ataviado de rojo y negro.

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