LETRAS DE CAMBIO
La publicación del Programa Macroeconómico del Banco Central es un ejercicio importante. Su lectura nos debería ayudar a entender cuál podría ser el comportamiento de la economía en el futuro cercano, así como la dirección que tomaría la política monetaria y cambiaria del Banco Central.
La interpretación del programa no es tarea fácil. Por un lado, porque el Banco suele hablar como hacemos los economistas, un poco enredado. Por otro lado, y particularmente en esta revisión del programa, el Central se contradice en un punto clave.
El Banco advierte sobre las consecuencias de no actuar a tiempo para resolver la situación fiscal. Ante la ausencia de una reforma, el Central anuncia que el déficit fiscal podría llegar al 7,5 % del PIB en el 2019, producto de pagar tasas de interés más elevadas sobre una deuda creciente.
Bajo el entendido de que el gobierno tendría que financiar la totalidad del déficit en el mercado financiero local, capturaría el 80 % del crecimiento del ahorro proyectado para los próximos dos años. El gobierno estaría dejando casi sin recursos a empresas y personas, para financiar sus proyectos privados.
El estrujamiento del crédito al sector privado por parte del gobierno, así como las tasas de interés más altas, provocarían una menor rentabilidad de las inversiones privadas. Eso se traduciría en una caída en la inversión privada y en una desaceleración de la economía. Es decir, un panorama sombrío para los próximos dos años.
De hecho, el Banco explica que el crecimiento de la producción en el 2018 sería menor que lo previamente proyectado. En buena parte debido a la caída en la demanda interna, producto de la incertidumbre alrededor de la solución al problema fiscal.
Sin embargo, el Banco Central se contradice, al proyectar un mayor crecimiento de la demanda interna y de la producción para el 2019, aun y cuando supone que no se aprobaría la reforma fiscal, que las tasas de interés subirían fuertemente, y que el crédito al sector privado sería estrujado por el gobierno.
Le queda la tarea a Rodrigo Cubero, apenas tome posesión de la presidencia del Banco Central, de disipar las dudas que deja don Olivier Castro en su último Programa “Macro”. ¿Será que las consecuencias de la situación fiscal no son tan graves como plantea el Banco Central? ¿O será que Olivier Castro no nos quiso asustar mucho en su despedida?