Peticiones de sanación y paz mueven a los romeros
→ Masiva afluencia de peregrinos obligó al Tránsito a cerrar vías desde temprano
Hace un año, Maritza Navarro afrontaba la prueba más difícil de su vida. Un linfoma la tenía en el segundo mes de quimioterapia y, por primera vez en años, no pudo caminar hasta la basílica de los Ángeles.
En medio de esa dificultad, ella le prometió a Nuestra Señora que, luego de superar la enfermedad, acudiría nuevamente a sus pies, en señal de agradecimiento.
Ayer, junto a su esposo, esta vecina de Frailes de Desamparados dio inicio a ese esperado recorrido a las 3:50 a. m.
“Este año, dije que llegaba como fuera”, contó entre lágrimas la mujer de 49 años, quien reconoció que el camino fue muy duro. Le tomó ocho horas llegar hasta la basílica.
Además de agradecer por su salud, también pidió a la Virgen paz para el país y la sanación para los enfermos.
Caminata adelantada. Al igual que doña Maritza, las peticiones o agradecimientos por la salud propia o de seres queridos motivaron los pasos de miles de romeros que aprovecharon el fin de semana para realizar la peregrinación.
Oficiales de Tránsito y del Ministerio de Seguridad Pública incluso calificaron como atípica la afluencia de este sábado y la compararon con la que se presenta durante el 1.° de agosto.
Esa cantidad de caminantes obligó al Tránsito a efectuar cierres desde muy temprano. Por ejemplo, durante la mañana, por la carretera vieja a Tres Ríos, no se permitía la circulación de vehículos hacia Cartago. También, a la altura de Ochomogo, constantemente se cerraba un carril para permitir solo el tránsito de peatones.
Cerca de dicho lugar, Marleny González, de 64 años, quien subía agitada las primeras cuestas de ese tramo, relató que su principal motivación es pedir por la salud de su hijo, quien padece de fuertes dolores de cabeza, pero también dijo que rogaba la intercesión de la Virgen por la paz de Costa Rica.
Jessenia Quirós, en tanto, hizo la romería por la recuperación de su mamá, de 81 años, quien sufrió una quebradura de cadera y un infarto cerebral.
Esta era la primera vez que esta vecina de Ipís realizaba la caminata, pero no parecía distinta al resto de los devotos que subían con empeño el trayecto más difícil del recorrido.
Carmen Sandoval, otra peregrina que caminaba desde Desamparados, dijo que su mayor petición era la paz para el pueblo nicaragüense.
Al llegar a la basílica, el ambiente era de fiesta. Ahí, los rostros de los romeros ya no reflejaban cansancio ni falta de aire, sino una gran satisfacción. Así estaban Zeneida León y su nieta Tania Alemán. La mujer, de 66 años, completó al mediodía un recorrido que empezó a las 5:30 a. m. en Desamparados.
A todos ellos les esperaba un duro regreso, esta vez no por la caminata, sino por las interminables filas en las paradas de autobuses y la enorme presa de vehículos para salir de Cartago.
■