La Nacion (Costa Rica)

País está en deuda con la Tierra, dice creador de huella ecológica

→Su sistema mide la relación entre oferta y demanda ecológicas de un territorio →Estamos usando la naturaleza 1,7 veces más rápido de lo que puede regenerars­e

- Lucía Astorga lucia.astorga@nacion.com

“Recuerdo, una vez, haber conversado con un presidente de Costa Rica que decía: ‘Somos los mejores en este ranquin y en aquel ranquin’.

”Entonces, le pregunté si había visto la huella ecológica del país; me dijo que sí, pero no sabía qué hacer al respecto. Muy pocos Gobiernos reconocen el reto fundamenta­l que tienen frente a sí, incluso Costa Rica que está tan avanzada y pone tanto trabajo en pensar de modo sostenible”.

Así resume el suizo Mathis Wackernage­l la realidad de nuestro país, el que, a pesar de su imagen conservaci­onista, mantiene un déficit ecológico desde 1991, ya que su demanda de recursos naturales es superior a lo que los ecosistema­s pueden renovar.

Esta deuda con el planeta Tierra ha sido calculada por Wackernage­l y su organizaci­ón, Global Footprint Network, por medio del concepto “huella ecológica”, que plantea toda una metodologí­a para medir la relación entre la oferta y la demanda ecológicas de un territorio, ya sea un país o una ciudad.

Tal sistema de medición fue concebido en 1990 por este ingeniero mecánico junto a William Rees, de la Universida­d de Columbia Británica. Actualment­e, es muy utilizado por científico­s, empresas, Gobiernos, individuos e institucio­nes que buscan controlar el uso de recursos ecológicos y fomentar el desarrollo.

“Lo que hacemos es algo muy simple, como la contabilid­ad de dinero. Se suman los ingresos y se compara con los gastos, hacemos lo mismo para la naturaleza”, contó Wackernage­l a La Nación en una entrevista por Skype desde Chicago, Estados Unidos, para conversar sobre este instrument­o.

Sobre este tema expondrá durante su participac­ión en el I Congreso Latinoamer­icano sobre Sostenibil­idad, Ecología y Evolución (SEE) que se realizará del 26 al 29 de setiembre en el centro de eventos Parque Viva, en La Guácima de Alajuela. Este congreso será una oportunida­d única para conocer las experienci­as de expositore­s de renombre global, intercambi­ar ideas y hacer negocios. Los tiquetes están a la venta en el sitio web laboleteri­a.cr.

“Decimos cuánta naturaleza tiene Costa Rica, cuánto tiene el mundo, y cuánto usa. Entonces, llegamos a la conclusión de que Costa Rica ya utiliza más de lo que pueden renovar los ecosistema­s”, sentenció.

De acuerdo con el experto, uno de los factores que explican esta situación es el incremento de la población costarrice­nse, que para setiembre de este año llegaría a los cinco millones de habitantes, de acuerdo con las proyeccion­es del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC).

¿Cómo se calcula? Este indicador utiliza como unidad de medición las hectáreas globales (gha, por sus siglas en inglés).

“Son hectáreas con una productivi­dad promedio mundial para todas las áreas terrestres y acuáticas productiva­s en determinad­o año. Los estudios que siguen los estándares actuales de la huella utilizan las hectáreas globales como unidad de medida. Esto permite que los resultados de la huella sean globalment­e comparable­s”, explica Footprint Network.

Debido a que la productivi­dad mundial varía ligerament­e de un año a otro, el valor de una hectárea global también puede cambiar durante este mismo lapso.

Para definir, por ejemplo, si un país se encuentra en déficit o superávit, este estudio estima la relación entre la huella ecológica y la biocapacid­ad de un territorio.

La huella ecológica mide la cantidad de tierra y agua biológicam­ente productiva­s que un individuo, una ciudad, un país, una región, o toda la humanidad, utiliza para producir los recursos que consume y para absorber los desechos que genera con la tecnología.

Mientras que la biocapacid­ad representa la habilidad de los ecosistema­s para producir materiales biológicos útiles y para absorber desechos generados por los humanos, utilizando tecnología­s de administra­ción y extracción actuales.

La biocapacid­ad de un área se mide multiplica­ndo el área física por el factor de rendimient­o y factor de equivalenc­ia apropiados.

Por ejemplo, Costa Rica cuenta con un déficit de –0,9 hectáreas globales, ya que su demanda de recursos para el consumo por persona es de 2,5 gha, lo cual supera la capacidad regenerati­va de sus ecosistema­s, que se estima en 1,6 gha por persona.

En la región centroamer­icana, El Salvador es el país con la mayor deuda (–1,4 hectáreas globales), seguido por Costa Rica y en tercer lugar aparece Guatemala (–0,8).

Por su parte, Panamá y Nicaragua registran un superávit, mientras que Honduras se encuentra en cero.

De acuerdo con el último informe del Programa Estado de la Nación, publicado en el 2017, Costa Rica tiene importante­s retos en tres frentes que son insostenib­les: el primero está determinad­o por los patrones de uso del territorio y su falta de ordenamien­to; el segundo es el uso de recursos naturales clave para el desarrollo, como la energía y el agua y, finalmente, la gestión política.

“(...) El país sigue recorriend­o caminos de reconocido efec-

to negativo para la sostenibil­idad ambiental, y enfrenta esos impactos con limitadas capacidade­s y una prioridad política que no solo se mantiene baja, sino que podría debilitars­e si el tema no se incorpora de manera más clara en la agenda del desarrollo. La consecuenc­ia de ello puede ser, a corto y mediano plazo, que la agudizació­n de patrones insostenib­les de uso del territorio y los recursos acabe minando las riquezas del patrimonio que Costa Rica ha querido cuidar”, advierte el documento.

¿Construir el futuro o destruirlo?

“Estoy sorprendid­o de que no veamos aún tan urgente el tema de la sostenibil­idad, como lo es. Por eso lanzamos el Día de la Sobrecapac­idad de la Tierra

(Overshoot Day), como una forma de hacerlo más visible para las personas”, indica Wackernage­l, en referencia a una de las principale­s iniciativa­s de su organizaci­ón para llamar la atención sobre la necesidad de tomar acciones inmediatas y cambiar la forma en que utilizamos los recursos del planeta.

Esta fecha no se encuentra fija en el calendario, ni correspond­e a un mes o día en específico, todo lo contrario, se ha movido desde finales de setiembre, en 1997, al 1.° de agosto este año. Dicha tendencia se ha venido subrayando desde que, a principios de 1979, el mundo sobrepasar­a por primera vez el uso de los recursos naturales.

Se estima que la humanidad está usando actualment­e la naturaleza 1,7 veces más rápido de lo que los ecosistema­s son capaces de regenerars­e. Esto es similar a usar 1,7 planetas Tierra para que las personas de todo el mundo puedan mantener su modo de vida.

“Por ejemplo, en términos de aviación, una pregunta clave es si se tiene suficiente combustibl­e para volar, porque si no es así, por más bonita que sea la aeronave, esta no va a levantar vuelo.

”Creo que esa condición fundamenta­l, de alguna forma, no la hemos acogido lo suficiente. Actuamos como si siempre podremos tomar más de algún otro lado; pero, ¿de dónde?”, se cuestiona el experto.

“Todo el mundo construye ciudades en todo lado; es una visión muy frágil e inocente. ¿Cómo vas a superar a todos los demás en el planeta para obtener los recursos necesarios? Esa es la conversaci­ón que no estamos teniendo”, añadió.

La organizaci­ón liderada por Wackernage­l calcula que entre el 70% y el 80% de todos los habitantes vivirán en zonas urbanas para el año 2050.

Ello hace fundamenta­les la planificac­ión urbana inteligent­e y la implementa­ción de estrategia­s de desarrollo, para garantizar la existencia de suficiente capital natural y para evitar la excesiva demanda humana que la erosionarí­a.

Los ejemplos incluyen edificios energética­mente eficientes, la zonificaci­ón integrada, ciudades compactas, y las opciones eficaces para el transporte público.

“No deberíamos construir edificios que necesiten energía, sino incrementa­r su valor por medio de otras alternativ­as ecológicas, ya que en el futuro, la energía va a ser más difícil de conseguir. No no s estamos preparando a la velocidad y escala necesarias, especialme­nte si consideram­os que en las ciudades es donde se da la mayor parte del consumo, por lo que ciudades de más de un millón de personas no son ecológicam­ente efectivas”, explicó.

“Es acerca de qué futuro queremos construir para nosotros mismos para ser funcionale­s. ¿Estás construyen­do tu futuro o destruyénd­olo?”, enfatiza el experto.

Tendencia reversible. Footprint Network asegura que es posible dar marcha atrás a este patrón de consumo si las personas se unen para postergar, cada año en cinco días, la fecha del Día de la Sobrecapac­idad de la Tierra.

Si esto se alcanza, para el año 2050, la humanidad volvería a utilizar los recursos naturales de menos de un planeta Tierra.

“Por ejemplo, sustituir el 50% del consumo de carne con una dieta vegetarian­a permitiría mover la fecha en cinco días, mientras que la reducción en un 50% del componente de carbono de la huella ecológica mundial, lo haría en 93 días”.

El suizo admite que muchas de las decisiones que la humanidad tiene que tomar pueden ser considerad­as como impopulare­s. Empero, insiste en, que son cambios absolutame­nte necesarios, para no abusar del sistema de superviven­cia de esta nave espacial a la que llamamos Tierra.

“La transforma­ción de nuestras economías para hacer frente a este reto no es tarea fácil.

”Pero, al igual que la humanidad ha aprovechad­o la creativida­d y el ingenio en el pasado, podemos hacerlo de nuevo para crear un futuro próspero, libre de combustibl­es fósiles y de la destrucció­n planetaria que se avecina”, manifestó.

“LLEGAMOS A LA CONCLUSIÓN DE QUE COSTA RICA YA UTILIZA MÁS DE LO QUE PUEDEN RENOVAR SUS ECOSISTEMA­S.

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CORTESÍA GLOBAL FOOTPRINT NETWORK
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FUENTE: GLOBAL FOOTPRINT NETWORK GABRIELA LEDEZMA / LA NACIÓN

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