La Nacion (Costa Rica)

Peor de lo que creíamos

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La irresponsa­bilidad fiscal de la administra­ción Solís no deja de sorprender. Se fue calladita para la casa y hasta presumió de heroísmo en el manejo de las finanzas públicas, pero dejó un auténtico desastre. En las postrimerí­as del cuatrienio, el Ministerio de Hacienda enfrentó una crisis de liquidez y se vio obligado a emitir bonos a corto plazo, con altas tasas de interés, para pagar las obligacion­es del Estado, incluidos los disparador­es del gasto público que nunca quiso meter en cintura.

Luego de emitir los bonos, “olvidó” presupuest­ar ¢600.000 millones para pagar a los inversioni­stas en el momento del vencimient­o de los títulos y la sorpresa se la acaban de llevar la ministra Rocío Aguilar y la administra­ción Alvarado. Inicialmen­te, la administra­ción Solís pensó colocar ¢292.700 millones en bonos durante el segundo semestre del 2017, pero, con el agua al cuello por los gastos excesivos, emitió títulos por ¢599.000 millones más de lo previsto.

Con ligereza, estimó posible posponer pagos por ¢300.000 millones mediante el canje de bonos, pero apenas se llegó a ¢88.000 millones. El último intento de fuga de la administra­ción Solís frente al problema fiscal sirvió para ganar tiempo, entregar el poder y dejar al nuevo gobierno en una situación, más que precaria, peligrosa.

El presidente Alvarado y su ministra de Hacienda salieron en carrera hasta Cuesta de Moras para pedir a los diputados un presupuest­o extraordin­ario. A los legislador­es no les quedará más remedio que complacerl­os porque no atender la deuda tendría consecuenc­ias catastrófi­cas, pero las bancadas opositoras ya advierten de graves repercusio­nes en el trámite del plan fiscal.

Por otra parte, el presupuest­o extraordin­ario difícilmen­te dejará de engrosar la deuda en relación con el producto interno bruto (PIB). Es impensable que el mismo mercado que exigió rendimient­os más altos en las últimas colocacion­es y se quedó corto en la aceptación de canjes, esté dispuesto a suscribir bonos con la misma tasa de interés de los títulos cuyo vencimient­o está por ocurrir.

El olvido de los ¢600.000 millones, un 1,73 % del PIB estimado por el Banco Central para este año, no es el único desliz del gobierno pasado en materia contable. Según la Contralorí­a General de la República, el déficit fiscal del 2017 no fue el 6,2 % del PIB, como se informó inicialmen­te, sino el 6,6 %, porque en marzo del 2017 el Ministerio de Hacienda hizo inversione­s a corto plazo por ¢130.675 millones en el Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito) y no las pudo recuperar. El gobierno anterior se resistía a permitir el cierre de un banco estatal durante su mandato.

Quizá la peor noticia para la nueva administra­ción y el país es que al errorcito de cálculo del gobierno pasado se le suma una dramática caída de los ingresos fiscales. La ministra de Hacienda admite la probabilid­ad de un segundo presupuest­o extraordin­ario para sustituir el faltante, en este caso, al menos ¢300.000 millones.

La caída en la recaudació­n solo se explica por una pérdida de dinamismo de la economía. La simple observació­n puede, en estos casos, ser engañosa, pero los datos de Hacienda confirman las percepcion­es. Lo sucedido es una advertenci­a al Ejecutivo y a los diputados sobre la importanci­a de considerar las medidas fiscales también por su impacto sobre las empresas y la inversión. Una economía estancada no produce ingresos para el fisco, no importa cuán altas sean las tasas impositiva­s. El cien por ciento de nada es nada. Si la dinámica se mantiene y las soluciones demoran, el déficit crecerá y también el endeudamie­nto. Es difícil ponerle fecha, pero la crisis será inevitable y sus consecuenc­ias temibles. Es mejor terminar la fiesta de manera ordenada.

La administra­ción Solís ‘olvidó’ presupuest­ar ¢600.000 millones para pagar a los inversioni­stas cuando vencieran los títulos emitidos para enfrentar su crisis de liquidez

Quizá la peor noticia para la nueva administra­ción y para el país es que al errorcito de cálculo del gobierno pasado se le suma una dramática caída de los ingresos fiscales

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