La Nacion (Costa Rica)

LETRAS DE CAMBIO

- Luis Mesalles ECONOMISTA

El dinero en efectivo va cayendo poco a poco en desuso. Se calcula que el pago de transaccio­nes por medios electrónic­os crece a un ritmo mayor al 20 % anual. Mayormente, es una cuestión de convenienc­ia y seguridad. A la gente de hoy día no le gusta andar con tanto dinero en la bolsa.

La transición del efectivo a los medios electrónic­os, sin embargo, no depende únicamente de los consumidor­es, sino también de los comercios.

En un estudio reciente, la Fundación para el Desarrollo Económico y Social (Fundes) analizó el canal tradiciona­l de venta al detalle. Este comprende 9.600 establecim­ientos, entre pulperías, abastecedo­res, quioscos, minisúpere­s y supermerca­dos independie­ntes. A través de esos comercios se vende la nada despreciab­le porción del 46 % de ventas totales del sector de consumo masivo del país. Pero resulta que, a pesar de que el 83 % de los comerciant­es pequeños tiene acceso a Internet y usan dispositiv­os digitales (como los teléfonos inteligent­es), únicamente el 44 % de ellos posee una cuenta bancaria.

Muchos comercios pequeños carecen de cuenta porque prefieren que no exista ninguna trazabilid­ad de sus transaccio­nes. Ser formal en este país es caro. Por un lado, para formalizar­se hay que cumplir con un calvario de trámites. Costa Rica ocupa el puesto 126 de 138 países en el índice global de competitiv­idad en la categoría de regulación gubernamen­tal. Además del dinero que se gasta en constancia­s, honorarios de abogados y otros, los trámites consumen tiempo. Como esos costos son fijos, sin importar el tamaño del negocio, entre más pequeño sea, más caro sale el trámite.

Por otro lado, cuando el empresario logra formalizar­se, la carga de impuestos que debe pagar es altísima. Según el mismo índice, en Costa Rica un negocio mediano paga en impuestos el equivalent­e al 58 % de sus utilidades. Solo otros 18 países del mundo tienen una carga tributaria más alta.

La ventaja de ser informal es enorme. De ahí que, según cifras del Ministerio de Trabajo, el 44 % de las empresas costarrice­nses son informales. La mayoría de ellas pequeñas: el 85 % del empleo informal está en empresas con menos de cinco trabajador­es.

Siguiendo la tendencia mundial, el Banco Central de Costa Rica busca eliminar, algún día, el uso de efectivo y con ello llevar al país a la era moderna. Las ventajas para consumidor­es y empresario­s son muchas. Pero mientras el costo de ser formal sea tan alto, será muy difícil que avancemos en ese aspecto.

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