La Nacion (Costa Rica)

Andrea Vargas le infló el pecho a todo Puriscal

▶ Tica regresó a casa luego de ganar la medalla de oro en los 100 metros vallas

- Daniel Jiménez daniel.jimenez@nacion.com

Puriscal está de fiesta. En 150 años de historia no ha habido nadie como ella. En la actualidad, el cuarto cantón de San José tiene aproximada­mente 35.000 habitantes; no obstante, nadie como ella.

“Todo el mundo quiere ir a abrazarla”, dice don Javier Solís, mientras estaba por partir la caravana que la llevaría del Centro de Atención lntegral para la Salud al centro de Puris. No es para menos: Andrea Vargas llegó a su casa luego de obtener la medalla de oro en los 100 metros vallas en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe Barranquil­la 2018.

Andrea, quien es atleta, abogada y madre de una niña de tres años llamada Avril, llegó a Puriscal a las 12:13 p. m. Sacó su medalla por el ‘quemacocos’ de un vehículo blanco en el que venía del aeropuerto. La gente salió de sus casas y le aplaudió. Los carros le pitaron.

En brazos. Con su hija en brazos también mostró la medalla de oro. Al costado de la carretera había niños, niñas, mujeres y hombres. Muchas personas también sacaron la bandera de Costa Rica en señal de agradecimi­ento. La sonrisa en su rostro lo decía todo. “Gracias, gracias... de verdad muchas gracias”, fue su frase favorita en el recorrido.

Al llegar al parque El Agricultor, le esperaba un homenaje con su gente, con los suyos, con los de siempre. Con ‘Puris’.

“Me siento orgullosa de representa­r al país y a todo Puriscal. Vamos a entrenar por más, para dar más resultados. Esto es para todo el pueblo de Costa Rica y todo Puriscal”, comentó la atleta frente a los presentes.

La nacional relató su competenci­a de la siguiente manera: “Mucha concentrac­ión para poder acelerar, saltar lo más rápido, tengo mucha presión, pero es nada más de controlarl­a”.

Su mamá y entrenador­a, Dixiana Mena, quien también sabe derribar mitos, afirma que mientras Andrea está en la pista es solamente quien la dirige. “Con los sentimient­os no se puede correr”, dice.

Y ojo que se lo toman en serio, porque Andrea se refiere a ella como entrenador­a al hablar de atletismo, no como mamá.

“Estoy feliz con mi entrenador­a porque ella lo da todo. Siempre se levanta, me exige y me lleva al máximo. Estoy muy agradecida con los entes del gobierno y los que han hecho posible esto”, añadió.

Minutos después, Vargas agradeció por última vez a su pueblo: “Casi nadie sabe de las competenci­as internacio­nales de atletismo y veo que todos la siguieron por Internet, aquí todos la pudieron ver”.

Los mensajes de la campeona son claros: esfuerzo, dedicación y disciplina le permiten hacer una última promesa: “Voy a luchar por más sueños”.

 ?? RAFAEL PACHECO ?? Andrea Carolina Vargas Mena, sostiene su medalla de oro durante el recibimien­to que le hizo Puriscal. La acompañaro­n su madre y entrenador­a, Dixiana Mena; su hija Avril, y su hermana Noelia.
RAFAEL PACHECO Andrea Carolina Vargas Mena, sostiene su medalla de oro durante el recibimien­to que le hizo Puriscal. La acompañaro­n su madre y entrenador­a, Dixiana Mena; su hija Avril, y su hermana Noelia.

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