La Nacion (Costa Rica)

Escuelas, cárceles y servicios de salud en la mira del CNC

→ Nueva jerarca cree que modelo se satanizó y sus pros deben ser explicados

- Patricia Recio G. arecio@nacion.com

No solo carreteras, también los servicios de salud o las cárceles y escuelas podrían ser dados en concesión.

Con esa visión inició labores, a mediados de julio, la nueva secretaria técnica del Consejo Nacional de Concesione­s (CNC), Paola Benavides, quien trae entre sus propósitos ampliar la cartera de proyectos que se podrían desarrolla­r mediante ese modelo.

“Realmente yo haré un esfuerzo no solo para que el Consejo se muestre como una cara profesiona­l, sino también para que la concesión sea vista como una oportunida­d para que el país pueda crecer en infraestru­ctura y servicios”, aseguró Benavides.

Benavides llega obligada a levantar la imagen de la institució­n, pues según había dicho a finales de julio el propio jerarca del MOPT, Rodolfo Méndez, se requería un profesiona­l con liderazgo y un equipo de alto nivel para negociar la ampliación de la ruta 27, concesiona­da a la firma Globalvia.

Esa carretera y la Terminal de Contenedor­es de Moín (TCM), en manos de APM Terminals, son las únicas concesione­s, pues la figura despertó muchos cuestionam­ientos.

Tanto es así que en abril de 2013, la entonces presidenta de la República, Laura Chinchilla, anuló el contrato de concesión con la constructo­ra brasileña OAS, ante la protesta de vecinos de San Ramón por la tarifa de peajes que tendrían que pagar por la nueva vía de 50 kilómetros.

Para lograr que se pueda incluir otro tipo de servicios en el modelo de concesión, como admite Benavides, es necesario que el que CNC se alinee con los programas de inversión de los ministerio­s rectores de otros servicios como sería Salud, Educación o Justicia.

El sector privado recibe esa posibilida­d de diversific­ación con optimismo, según Gonzalo Delgado, presidente de Uccaep. Desde el sector sindical, en cambio, creen que la figura no debe trascender a otros servicios.

Intento fallido. El último intento de utilizar esa figura para ofrecer un servicio fue en 2002 cuando el Gobierno encargó a una empresa estadounid­ense la construcci­ón y administra­ción de una cárcel de máxima seguridad en Pococí de Limón, presupuest­ada en $72,8 millones. El Estado desistió de la contrataci­ón, entre otras razones, debido al alto costo que implicaban los pagos mensuales de $770.000, monto que igualaba el costo de 26 cárceles por un año, en aquel momento. Actualment­e, hay 36 Ebáis de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social administra­dos por la Universida­d de Iberoaméri­ca (Unibe). Además de cuatro cooperativ­as que también brindan servicios de salud.

Falta explicar. La jerarca del CNE reconoció que el término concesión se ha satanizado, situación que ella atribuye a mala comunicaci­ón.

“Hay que potenciar lo que significa concesión de obra y servicio público, hay que hacer que los usuarios identifiqu­en cuáles son los beneficios que pueden obtener a través de la figura y es muy importante que estos proyectos tengan impacto socioeconó­mico para que pueda identifica­rse el impacto en el desarrollo país”, añadió Paola Benavides.

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JOSÉ CORDERO Se exploraría la posibilida­d de que empresas privadas gestionen la infraestru­ctura educativa y no el Ministerio de Educación Pública. (Imagen con fines ilustrativ­os).
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