La Nacion (Costa Rica)

Transferen­cias devoran ¢6 de cada ¢10 de impuestos

Giros obligatori­os del Gobierno a entidades van al alza

- Gerardo Ruiz R. gerardo.ruiz@nacion.com

Crecen vorazmente sin importar si el Gobierno tiene el dinero para pagarlas, pues diversas leyes o acuerdos lo obligan a financiarl­as. Hoy, se comen ¢6 de cada ¢10 recaudados en impuestos.

Se trata de las transferen­cias de dinero que el Poder Ejecutivo debe hacer a un conjunto de institucio­nes públicas porque así lo decidieron los diputados a lo largo de los años, o porque así lo negociaron los gobiernos.

Estas partidas obligatori­as rompieron los récords de crecimient­o en el 2017 y amarraron, aún más, las posibilida­des de que Hacienda haga un manejo estratégic­o del presupuest­o del Gobierno Central.

Entre el 2016 y el 2017, estos giros crecieron de ¢2,8 billones a ¢3,1 billones, es decir, casi un 10%. Se comen una tercera parte del Presupuest­o Nacional (de ¢9,3 billones).

En tan solo seis años, entre el 2011 y 2017, pasaron de representa­r un 8% a un 9,6 % del producto interno bruto (PIB).

Y cada año que pasa consumen más y más de los recursos del Gobierno, por lo que este tiene que endeudarse para poderlas atender.

Las transferen­cias más grandes son las que financian las pensiones con cargo al Presupuest­o Nacional y el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) de las universida­des públicas.

“Se tiene que las transferen­cias son el principal rubro de gasto del Gobierno, crecen a una tasa elevada y, en su mayoría, responden a destinos específico­s de carácter legal o constituci­onal, no con base en las posibilida­des de la Hacienda Pública ni de la capacidad ejecutora de la institució­n receptora”, analizó la Contralorí­a General de la República (CGR) sobre las transferen­cias en su Memoria Anual 2017.

“Las asignacion­es se convierten en una meta en sí misma y no responden a la realidad institucio­nal ni fiscal”, añade.

Según ese mismo documento, en el 2015, las pensiones le costaron al Gobierno casi ¢660.000 millones y, para el 2017, la cifra pasó a ¢718.000 millones. El monto creció casi un 9%.

Esta partida consumió casi un 23% de las transferen­cias en el 2017.

Con respecto al FEES, la transferen­cia creció de ¢410.500 millones a ¢479.000 millones en- tre el 2015 y el 2017. Este renglón crece con mucho más fuerza que las pensiones. En dos años se incrementó casi un 17%.

Las universida­des de Costa

Rica, Nacional, Estatal a Distancia y el Instituto Tecnológic­o de Costa Rica destinan la mayoría de este dinero al pago de salarios y beneficios para sus empleados.

El FEES se come un 15,3% del presupuest­o destinado a transferen­cias.

La tercera transferen­cia en tamaño va destinada a la Caja Costarrice­nse del Seguro Social. El año pasado fue de ¢408.000 millones y tuvo una variación de un 6,4% con respecto al 2016.

En el cuarto sitio se ubican los envíos de dinero a las Juntas de Educación. En el 2017 recibieron ¢306.285 millones, un 19,4% más que en el 2016, cuando la cifra fue de ¢256.000 millones.

También hay desembolso­s para entidades autónomas, sobre todo del área social. El Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), encargado de asistir a las familias en condición de pobreza, recibió ¢71.264 millones en el 2017, ¢13.000 millones más que en el 2016.

El Patronato Nacional de la Infancia (PANI) experiment­ó el año pasado un alza de un 50,7% en los fondos que le transfirió el Gobierno Central: pasó de ¢34.000 millones en el 2016 a ¢51.000 millones en el 2017.

Del monto total para transferen­cias, apenas un fracción se destina a las de capital, que se utilizan para inversión. El año anterior ese monto apenas alcanzó un 17,5%, es decir, unos ¢551.000 millones.

La CGR ponderó el impacto de las transferen­cias sobre el ejercicio fiscal que hace el Gobierno Central y cómo su peso ha ido creciendo.

En el 2007, representa­ron poco menos del 32% del dinero recaudado por impuestos. Una década después, equivalen a casi el 59% de los ingresos tributario­s.

“En otras palabras, para hacer frente al pago de transferen­cias corrientes se destina casi un 60% de la recaudació­n tributaria”, citó la Contralorí­a.

En su análisis, la CGR agregó que no es de menor importanci­a el hecho de que las transferen­cias están vinculadas a obligacion­es legales del Gobierno con otras instancias, como ocurre con el FEES, el PANI, la Caja, los gobiernos locales, el IMAS y el Consejo Nacional de Vialidad.

Es decir, el Gobierno no puede evadirlas, pues los congresist­as crearon leyes que lo obligan a cumplirlas, con el inconvenie­nte de que muchas dependen de porcentaje­s del PIB o de ciertos impuestos, en vez de la realidad.

“De ahí la necesidad apremiante de revisar la pertinenci­a, magnitud y enganches de los destinos específico­s con variables como el PIB y la recaudació­n tributaria”, destacó.

Además, la CGR consideró que se debe evaluar la capacidad ejecutora de las institucio­nes que reciben las transferen­cias y puso como ejemplo al PANI que, en el 2017, solo pudo ejecutar un 58% de los recursos que recibió.

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FUENTE: CONTRALORÍ­A GENERAL DE LA REPÚBLICA. C.F. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN
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GRACIELA SOLÍS Las transferen­cias de dinero equivalen a ¢3,1 billones y en este año significan un 9,6% de todo lo que produce el país.
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FUENTE: CONTRALORÍ­A GENERAL DE LA REPÚBLICA W. S. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN

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