La Nacion (Costa Rica)

LETRAS DE CAMBIO

- Luis Mesalles lmesalles@ecoanalisi­s.org

El problema fiscal es cada día más grave. Conforme la producción se desacelera, la recaudació­n de impuestos decrece (un 1 %). Por otro lado, los gastos siguen aumentando mucho (el 6 %).

Al faltante fiscal hay que sumarle la deuda vieja que vence cada mes. Como el gobierno no tiene autorizaci­ón de la Asamblea para endeudarse en el exterior, debe cubrir sus crecientes necesidade­s de financiami­ento en el mercado interno, lo cual limita el manejo de liquidez a la Tesorería de Hacienda.

Encima, ante la percepción de un mayor riesgo, los inversioni­stas no están tan dispuestos a prestarle al gobierno a largo plazo, lo cual le obliga a ir más a menudo al mercado a pedir dinero. Como no hay nada peor que ir a pedir prestado con cara de necesidad, la presión se refleja en un mayor costo de captación.

En estas carreras, resulta que al gobierno anterior se le “olvidó”, sospechosa­mente, presupuest­ar una exorbitant­e cantidad de los vencimient­os de deuda de este año. Luego, a la ministra actual se le pasa por alto solicitar autorizaci­ón de la Asamblea para refinancia­r los vencimient­os no programado­s por el anterior gobierno.

Ante la noticia del “gran agujero” dejado por la administra­ción Solís y la actuación “ilegal” de la ministra Aguilar, los mercados financiero­s se ponen todavía más nerviosos de lo que estaban. Si bien la ministra puede haber infringido la ley, las consecuenc­ias de no pagar la deuda que vencía podrían haber sido aún peores. Los inversioni­stas están ahora menos dispuestos a prestarle plata al Estado, con tan siquiera pensar que el gobierno podría haber caído en default. De ahí que el precio de la deuda externa costarrice­nse ha caído varios puntos en los últimos días.

La solución a todo eso depende de la resolución del problema fiscal. No hay otra. Pero también hay que ir pensando en cómo darle los instrument­os al gobierno para que pueda manejar su liquidez de una manera más eficiente.

Por ejemplo, la Asamblea Legislativ­a debería autorizar, junto con la aprobación de gastos en el presupuest­o, un límite máximo de endeudamie­nto. Hacienda determinar­ía la combinació­n técnica más convenient­e, entre deuda interna y externa, entre deuda a corto y a largo plazo.

Con ello, tal vez se hubiera evitado el deterioro de la imagen del país sucedido esta semana.

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