Otro enfoque de la crisis
Existe una variable de la crisis fiscal de la cual no se habla con tanta intensidad, y es la contracción (¿recesión?) económica que el país sufre últimamente, y para resolver el problema, el Gobierno podría hacer mucho más.
Uno siente que se ha detenido el ritmo de crecimiento de la economía, y en algunas áreas pareciera que estamos retrocediendo. Cierre de negocios, incremento en la oferta de venta de empresas y propiedades, así como posposición de inversiones de alto impacto, son algunas de las tantas muestras de cómo el país no está en una buena situación y, obviamente, ello tampoco ayuda a resolver el déficit fiscal. Si hay menos producción, habrá menos pago de impuestos.
El gobierno también debería tener como prioridad facilitar la atracción de inversiones, nacionales y extranjeras, y establecer que sus instituciones privilegien la aprobación de nuevos proyectos de inversión. Por razones profesionales, conozco proyectos inmobiliarios y turísticos que llevan mucho tiempo esperando la resolución de trámites ante instituciones como Setena, el INVU, el ICT, las municipalidades, la Dirección de Aguas y un largo etcétera.
Nada camina, o lo hace a un ritmo muy lento, como si Costa Rica no necesitara que todos esos proyectos se concretaran con la mayor brevedad.
En las municipalidades, la situación es crítica. Cuando se llega con proyectos de inversión inmobiliaria o turísticos, lo ven a uno como si se tratara de un enemigo y, en no pocas ocasiones, los departamentos legales, de ingeniería, urbanismo, ambiente y hasta las alcaldías o concejos municipales, no solo no ayudan para que la inversión llegue a sus cantones, sino que hacen hasta lo imposible para que nada se apruebe o, al menos, que dure más tiempo del prudente para lograrlo.
Dinamismo. No entendemos que todas esas inversiones generan trabajo, dinamizan la economía gracias a los encadenamientos socioproductivos que promueven y, además, pagan impuestos. Los ministros y presidentes ejecutivos de las instituciones encargadas de esos trámites deberían girar órdenes para que los proyectos se tramiten con agilidad y estar muy atentos a que sus funcionarios cumplan sus obligaciones.
El IFAM debería convocar, con urgencia, a los alcaldes para informarles claramente de la situación que, como país, estamos afrontando y hacerles ver su enorme responsabilidad, no solo con sus cantones, sino con toda Costa Rica, dado que alguno de esos proyectos beneficiaría a un territorio cantonal y, por tanto, se requiere que las municipalidades estén a la altura de las circunstancias.
Hoy, más que nunca, precisamos de gobiernos locales involucrados con un proyecto nacional, generar trabajo, facilitar la inversión pública o privada, nacional o extranjera, siendo un verdadero factor de desarrollo y mejora en la calidad de vida de quienes habitamos este maravilloso país.
Todos hemos sido parte del problema, hoy nos toca ser parte de la solución.
Cuando alguien va con proyectos de inversión a una institución, lo ven como enemigo