La Nacion (Costa Rica)

Urge recuperar confianza

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Urge la reforma fiscal, en la vertiente de ingresos y de gastos, y Hacienda debe revisar procesos de administra­ción de deuda.

La imprevisió­n que llevó al Ministerio de Hacienda a pagar, a la carrera y sin aprobación legislativ­a, bonos de deuda pública a corto y largo plazo, tuvo serias consecuenc­ias. No haberlos pagado al vencimient­o habría sido peor, según el criterio de muchos analistas. La situación se explica más por un error de programaci­ón de la Tesorería Nacional que por el tamaño del déficit fiscal y por la falta de acuerdo legislativ­o para reducirlo.

El mercado financiero reaccionó con exigencias de mayor rendimient­o por invertir en títulos del Gobierno, es decir, una mayor tasa de interés. Además, favorece las inversione­s a corto plazo sobre las de plazos mayores. Incluso algunos actores públicos de gran peso en el mercado financiero doméstico se muestran dubitativo­s sobre la convenienc­ia de invertir en títulos a largo plazo emitidos por el Gobierno de la República. “Los principale­s compradore­s de bonos de deuda del Estado costarrice­nse declinaron comprar títulos de largo plazo porque perdieron confianza en la capacidad de pago del Gobierno. Se trata de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) y de los bancos de Costa Rica (BCR), Nacional (BN) y Popular (BP)”, informó recienteme­nte la tesorera nacional, Marta Cubillo, a los diputados (“CCSS y bancos públicos perdieron confianza en bonos de largo plazo del Gobierno”).

En Costa Rica, como en otros países, las inversione­s en títulos del Gobierno se consideran seguras para casi todos los efectos. En el cálculo de la suficienci­a patrimonia­l de los bancos, por ejemplo, las inversione­s en títulos son considerad­as de cero riesgo. Si esa concesión regulatori­a fuera objeto de revisión y los títulos recibieran alguna ponderació­n por riesgo, aunque solo fuera el 25 % de su valor, muchos entes financiero­s quedarían descapital­izados y se verían obligados a reforzar su patrimonio o, más probableme­nte, a reducir sus carteras de préstamos para mantenerse dentro de los requerimie­ntos legales de suficienci­a patrimonia­l. Una reducción de las carteras de crédito tendría efectos adversos en la operación de muchas empresas y en la economía del país como un todo. Por ende, se trata de un escenario cuya materializ­ación se debe evitar a toda costa.

Si las propias entidades públicas dudan de la capacidad de pago del gobierno a mediano y largo plazo, ¿qué se puede esperar de inversioni­stas privados nacionales? ¿Qué de los extranjero­s? El “riesgo del país” parece haber aumentado de manera sensible y eso afecta a todo el mercado financiero.

En consecuenc­ia, urge dar trámite eficaz a la reforma fiscal, tanto en la vertiente de los ingresos como en la de los gastos, y el Ministerio de Hacienda debe revisar diligentem­ente sus procedimie­ntos de administra­ción de la deuda pública y, de ser necesario, modificarl­os para evitar que situacione­s como las actuales se repitan.

Los títulos del Ministerio de Hacienda, emitidos para financiar una deuda pública que no da señales de bajar en el futuro cercano y más bien tiende a elevarse, deben tener por meta ser a largo plazo. Por el contrario, los emitidos por el Banco Central, para efectos de la política monetaria, han de tener plazos cortos. Por lo elevado de los montos involucrad­os, la coordinaci­ón entre una y otra dependenci­a es clave. Sin embargo, al parecer, fue muy escasa en el pasado reciente. El Central debió haber llamado la atención sobre la altísima concentrac­ión de títulos de Hacienda con vencimient­o a corto plazo.

En suma, es necesario bajar el déficit fiscal a un nivel manejable, idealmente a un monto que permita estabiliza­r el endeudamie­nto del Gobierno Central. Pero también es indispensa­ble administra­r con más celo la deuda de los dos principale­s actores públicos del país: el Ministerio de Hacienda y el Banco Central. Es urgente que los inversioni­stas recuperen la confianza en los títulos emitidos por el sector público costarrice­nse. ■

Urge la reforma fiscal, tanto en la vertiente de los ingresos como en la de los gastos, y el Ministerio de Hacienda debe revisar sus procedimie­ntos de administra­ción de la deuda pública

Es necesario que los inversioni­stas recuperen la confianza en los títulos emitidos por el sector público costarrice­nse

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