El Niño traerá lluvias al Caribe y sequía para el resto del país
Principales efectos en agricultura, pesca, ganadería y acuíferos
El fenómeno El Niño causará estragos. La advertencia fue hecha desde ya por especialistas, aunque todavía falta información por analizar.
De acuerdo con el meteorólogo Luis Fernando Alvarado, del Instituto Meteorólogico Nacional (IMN), los organismos internacionales aún están a la espera de algunos datos y de las últimas mediciones. Luego, girarán las respectivas indicaciones y alertas.
Sin embargo, por lo observado en nuestro país, el IMN advirtió desde hace semanas del inminente paso de la actual fase neutra a un fenómeno El Niño, ya que las posibilidades superan el 70% de que así sea.
Esto afecta agricultura, pesca, ganadería, acuíferos de agua potable para la población y la producción de energía hidráulica. También ocasionará temperaturas más altas en casi todo el país.
Eventual ventaja. Entre los puntos favorables está la disminución de los ciclones y eso podría significar un alivio para el país que, en el 2016, sufrió el embate del huracán Otto y el año pasado, por la tormenta tropical Nate.
Después de 1995, la frecuencia e intensidad de los ciclones creció y casi todos los años desde entonces se tienen cifras de dos dígitos, cuando antes la mayoría de los años no se llegaba a 10 tormentas.
Incluso, en el 2005 hubo un récord histórico de 28 ciclones en el Atlántico y el Caribe. Esa vez se terminó el alfabeto castellano, con el que el Centro Nacional de Huracanes define con anterioridad el nombre que dará a cada tormenta y hubo que recurrir al alfabeto griego para seguir identificándolos. Desde 1950, estos fenómenos se identifican con nombres de personas.
Para este 2018, se pronosticaron entre 9 y 11 ciclones y, de ellos, un máximo de cinco que alcanzarían la categoría de huracán, pues con El Niño las temporadas de huracanes bajan de intensidad. Hasta el 17 de agosto, se habían formado cuatro tormentas (Alberto, Beryl Chris y Debby). De ellas, solo Beryl y Chris han sido huracanes. Ambos estuvieron fuera del mar Caribe y muy lejos de Centroamérica.
Durante 1997, año que tuvo la influencia de el fenómeno El Niño, solo hubo tres huracanes y cinco tormentas.
Sin embargo, Luis Fernando Alvarado dejó claro que nunca se puede descartar que el territorio nacional pueda ser afectado por algún ciclón de forma directa o indirecta.
En el 2015, otro año con influencia de El Niño, se registraron siete tormentas tropicales y cuatro huracanes, es decir 11 ciclones.
El hecho de que en ambos años con afectación de El Niño se tuviera una diferencia tan marcada en el número de meteoros es, según el científico, consecuencia de los efectos del cambio climático. El agro se prepara. El viceministro de Agricultura y Ganadería, Bernardo Jaén, afirmó que ante el posible desarrollo de El Niño, se trabaja ya en varios frentes. Esto, por cuanto se sabe que esta condición climatológica produce exceso de lluvia en ciertas zonas del país y, por el contrario, fuertes sequías en otras.
En Limón, se insiste en el dragado de cuencas y ríos, así como en el reforzamiento de diques, pero solo se tiene un proyecto planteado ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) con el fin de proteger cultivos de banano, piña, plátano y cacao, así como la ganadería de la zona norte de Costa Rica que sufre por inundación de potreros.
El agua que ha caído permite a los cultivos subsistir, pero el IMN ya giró una alerta al Ministerio de Agricultura (MAG), el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y demás entidades cuya labor tiene relación con las eventuales consecuencias que podría causar El Niño. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) también está al tanto de lo que se prevé para los próximos meses.
Primeras señales. En Guanacaste todavía los campos se ven verdes, pero los ríos han comenzado a perder de forma paulatina su caudal, informó el IMN.
En esa provincia ya se reactivaron las comisiones regionales y se revisa la normativa que regula la captación y aprovechamiento del agua, así como la construcción de reservorios.
“Se deben ver las condiciones de cada propiedad y cuál es la mejor forma de aprovechar quebradas, captación de agua de lluvia y pozos”, dijo Jaén.
De igual manera, se está revisando ya con las cámaras ganaderas y agropecuarias, el estado de los equipos que se donaron en la administración pasada para que puedan producir pacas de heno, como medida urgente para alimentar ganado ante una eventual falta de pastos.
Arroz, caña de azúcar y frijol son los cultivos más vulnerables, pues los de sandía y melón tienen sistemas de riego. ■