El nombre de Uber crece en Costa Rica anidado en zona gris
→ Firma ha afrontado roces con taxistas y el Gobierno, así como dudas de su legalidad
Durante los últimos tres años, Uber logró consolidar su plataforma y diversificar su oferta de servicios en el país, a pesar de operar en una zona gris en relación con la legalidad de su negocio en el segmento del transporte de pasajeros.
El dinamismo de la multinacional no es sinónimo de una historia fácil, pues durante la administración Solís Rivera se dieron presiones para restringir el funcionamiento de la aplicación y, desde entonces, los roces con taxistas y el Poder Ejecutivo han sido la constante.
Basta recordar que el 9 de agosto del 2017, el Gobierno emitió una directriz que ordenó al Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), así como a las carteras de Obras Públicas y Transportes y Seguridad Pública, tomar acciones por la declaratoria de ilegalidad de Uber.
¿Regulación? Si el servicio opera o no dentro de la ley, todavía es tema de discordia entre los sectores; por un lado, los taxistas imponen una constante cuota de presión al Gobierno para que desactiven la plataforma, y por el otro, existen iniciativas de ley para regular la actividad.
Parte de la discusión se centra en si Uber debe ser regulada como un contrato privado entre dos personas.
“La plataforma no es ilegal; es una plataforma que no ha estado regulada. La tecnología avanza más rápido que las regulaciones. Cuando aparecen nuevas tecnologías, a los Gobiernos les toca correr para ver cómo las enmarcan dentro de las leyes, y Uber salió hace ocho años apenas”, comentó Andrés Echandi, gerente de Uber para América Central.
A pesar de los desafíos, la plataforma se ha dinamizado durante su corta trayectoria. A finales del 2015 tenía 7.000 socios colaboradores y ahora posee más de 22.000 (un crecimiento de casi el 215%).
En los últimos tres meses, 738.000 personas utilizaron la aplicación, lo que convierte al mercado costarricense en el de más penetración de América Latina por uso per cápita, de acuerdo con datos aportados por la compañía.
Según Echandi, la consolidación de Uber se debe, en parte, al apoyo que se les brinda a los clientes para que continúen utilizando la plataforma.
Irrupción. Desde el 2015, la empresa sacudió al mercado tico y sacó de la zona de confort a diferentes actores de transporte público, que ahora apuestan por plataformas tecnológicas para adaptarse a las exigencias de los clientes. A inicios de agosto, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), anunció la creación de una app para los usuarios de taxis, cuya fecha de lanzamiento aún no se define.
Durante estos años también surgieron otras plataformas para el transporte público, pero no todas lograron sobrevivir. Este fue el caso de las transnacionales Easy Taxi y Taxible, que no lograron el éxito de Uber y dejaron de operar en el país.
El gerente general de Uber en Centroamérica asegura que hasta el momento, la transnacional no ha tenido competidores fuertes.
“Sí, en Centroamérica hemos tenido diferentes competidores; la competencia es buena, empuja a todas las partes a mejorar el servicio (...)”, agregó.
Diversificación. Después de dos años y medio de operaciones en el país, Uber también diversificó su oferta para entregar comida a domicilio mediante UberEats, servicio que comenzó en diciembre del 2017 con 2.000 repartidores y 250 restaurantes. La más reciente movida de Uber, nuevamente, sacudió el comercio. A pocos meses de la llegada de UberEats, la aplicación Qué Comemos abandonó el mercado, al igual que Apetito 24. Sin embargo, Go Pato, una de las más conocidas en este segmento, todavía se encuentra activa.
La empresa también decidido invertir de otras maneras. En el 2016, instaló en Costa Rica uno de los nueve centros de excelencia que tiene alrededor del mundo, el cual brinda 550 empleos directos.
El próximo paso de la firma es implementar UberJump, un sistema de alquiler de bicicletas eléctricas.
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