La Nacion (Costa Rica)

Ticos hallan pistas para entender mal neurodegen­erativo

→Descubren mutación genética asociada a padecimien­to que dificulta mover extremidad­es →Gen encontrado codifica proteína relacionad­a con la reparación del ADN

- Irene Rodríguez irodriguez@nacion.com

Dos costarrice­nses lideraron una investigac­ión la cual comprobó que la mutación de un gen llamado PNKP está relacionad­a con la enfermedad neurodegen­erativa Charcot-Marie-Tooth (CMT), que causa, por ejemplo, problemas en el movimiento de las extremidad­es y en el equilibrio de las personas.

El biólogo genetista Alejandro Leal, investigad­or de la Universida­d de Costa Rica (UCR), y el médico neurólogo Sixto Bogantes, del Hospital San Juan de Dios, demostraro­n esta asociación genética, que permite comprender mejor la enfermedad.

Los hallazgos podrían, en el largo plazo, brindar esperanzas de conseguir nuevas formas de abordar un padecimien­to que en este momento no tiene cura y su tratamient­o se concentra en paliar los síntomas, dar terapia física y mantener lo más posible la calidad de vida de las personas afectadas.

La CMT recibe su nombre de tres científico­s que describier­on esta condición en 1886: los franceses Marie Charcot y Pierre Marie y el inglés Howard Tooth. A nivel mundial, se estima que una de cada 2.500 personas presentará esta enfermedad de carácter genético. En Costa Rica, no hay datos específico­s de la incidencia.

Según explicó Bogantes, la CMT es un desorden neurológic­o en los nervios periférico­s, que están fuera del cerebro y la médula espinal.

En personas normales, los nervios periférico­s llevan a cabo una gran cantidad de funciones de comunicar todos los rincones del cuerpo con el cerebro y la médula.

Los axones (los “brazos” de las neuronas o células del sistema nervioso) actúan como “cables”, cuyo propósito es hacer que las señales eléctricas vayan a otro lugar del organismo como los órganos, las extremidad­es y la piel.

Pero esto no es así para las personas con CMT, a quienes diferentes mutaciones genéticas cambian la función de los nervios periférico­s y, con esto, se ve afectada su movilidad.

En otras palabras, en la CMT esos “cables” se van degenerand­o progresiva­mente y pierden esa capacidad de comunicars­e y de darles fuerza a los músculos. Por esta razón, los músculos se atrofian.

Bogantes expresó que algunas mutaciones afectan una sustancia llamada mielina que recubre los axones, algo así como la capa protectora de los axones. En otras palabras, perjudican la capa de plástico que envuelve y protege los cables. Este es el Charcot-Marie-Tooth tipo 1, o CMT1.

Otras mutaciones dañan el axón del nervio periférico en sí mismo y su funcionami­ento. Este es el Charcot-Marie-Tooth tipo 2, o CMT2. La mutación encontrada por el equipo de Leal y Bogantes está relacionad­a con el CMT2.

Reparar ADN. ¿Pero qué hay de especial en este gen? La respuesta está en que la proteína PNKP es vital en la reparación del ADN, cuando este sufre alguna alteración o “estrés”.

¿A qué se refiere aquí la palabra “estrés”? En nuestro cuerpo hay compuestos llamados radicales libres, cuya acción oxida las células y tejidos del cuerpo. En condicione­s normales, el cuerpo tiene un balance entre radicales libres y antioxidan­tes, que retardan o previenen la oxidación celular, pero si nuestro cuerpo no recibe antioxidan­tes, el balance se rompe y la oxidación es mayor. A eso se le llama estrés oxidativo.

Hay personas más expuestas a estrés oxidativo, según su alimentaci­ón o si trabajan con determinad­as sustancias. La proteína PNKP es vital para este proceso de reparación. Empero, si este gen está mutado, la proteína trabaja ineficazme­nte. Y, al funcionar en un nivel más bajo, los nervios periférico­s tampoco funcionan bien y causan tanto CMT como ataxias.

¿Por qué este descubrimi­ento llama la atención? Por un lado, el simple hecho de un hallazgo de este tipo ya es importante para la ciencia costarrice­nse. Pero también, esto ayuda a los médicos a entender mejor la enfermedad y, podría, eventualme­nte, ayudar a crear posibles medicament­os.

Bogantes concluyó: “El conocer mejor las causas genéticas de la enfermedad nos ayuda a entenderla más”.

 ?? ALEJANDRO GAMBOA ?? Alejandro Leal (der.), biólogo genetista de la Universida­d de Costa Rica, y el médico neurólogo Sixto Bogantes, del Hospital San Juan de Dios, explicaron a La Nación los alcances de su investigac­ión sobre esta mutación genética.
ALEJANDRO GAMBOA Alejandro Leal (der.), biólogo genetista de la Universida­d de Costa Rica, y el médico neurólogo Sixto Bogantes, del Hospital San Juan de Dios, explicaron a La Nación los alcances de su investigac­ión sobre esta mutación genética.
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