La Nacion (Costa Rica)

Ticos descubren material en la piña para crear biofertili­zantes

→Hallazgo ayudaría a disminuir polución ocasionada por residuos del cultivo →Científico­s creen que el insumo puede usarse en las propias plantacion­es de piña

- Monserrath Vargas L . movargas@nacion.com

Los residuos de la producción piñera suelen causar muchos dolores de cabeza: cerca de 1,5 millones de toneladas de rastrojo por año, proliferac­ión de hongos dañinos por restos húmedos y azucarados, además de problemas de salud, debido a la aparición de mosquitos.

Costa Rica, uno de los principale­s productore­s de piña en el mundo, no escapa de consecuenc­ias como estas.

Sin embargo, un equipo de científico­s nacionales, liderados por la investigad­ora Yendry Corrales, descubrió que, en la cáscara de este cultivo, se encuentra un componente que se puede aprovechar: sílica biogénica en estado puro. Con ella se podrían crear biofertili­zantes y así contribuir con el ambiente.

Aunque la sílica se utiliza desde hace mucho tiempo en la industria farmacéuti­ca y tiene potencial para desarrolla­r adhesivos, según Corrales “nunca se consigue en estructura­s con esta morfología”; es decir, la estructura que observaron que la planta de piña produce naturalmen­te.

La investigad­ora aseguró que fue una sorpresa hallar en la cáscara de esta fruta unas estructura­s en forma de rosetas. “Es la primera vez que se ve en el mundo una estructura de ese tipo”, comentó.

Además, sugirió que la sílica alojada en esas estructura­s es la responsabl­e de la resistenci­a de la cáscara de la piña y de que esta esté orientada en cierta dirección.

Hallazgo. Fue durante el desarrollo del proyecto de extracción de nanocelulo­sa de diferentes plantas como maíz y café, cuando les llamó la atención lo que vieron en la cáscara de la piña. En la iniciativa se encuentra involucrad­o José Roberto Vega, director del Laboratori­o Nacional de Nanotecnol­ogía (Lanotec-CeNAT).

Una de las tareas propias de ese proceso es caracteriz­ar la materia prima y, al trabajar con la piña, observaron algo interesant­e a través de los microscopi­os: unas estructura­s que se repetían.

“Vimos que la planta tenía estas estructura­s en la cáscara, interconec­tadas por un material, como unas fibras; de ahí empezamos a hacer cortes y vimos que la cáscara que se bota, tenía dentro un patrón estructura­l: estas rosetas de sílica micrométri­cas interconec­tadas por celulosa”, recordó Corrales.

Posteriorm­ente, adaptaron el proceso de extracción de nanocelulo­sa (un componente presente en las hojas de las plantas) para lograr, al mismo tiempo, la extracción de sílica.

¿Cómo? El proceso comienza cuando los científico­s toman la cáscara y la muelen; luego, la pasan a una solución básica de hidróxido de sodio, que lo que hace es extraer las partes orgánicas del material.

Mientras tanto, la parte sólida que sobra se vuelve a poner en una solución ácida para extraer de ella la celulosa y nanocelulo­sa. “De esa solución ácida, lo que hace uno es separar la parte insoluble (que no puede ser disuelta ni diluida), que en este caso sería la sílica”, explicó Yendry Corrales.

Según la científica, este es un proceso sencillo que cualquier agricultor podría hacer.

“Nada más se pone (el material) en una centrífuga –un tanque con un rotor que da vueltas muy rápido y, entonces, las cosas más pesadas se van al fondo con mayor densidad, y las cosas menos pesadas, que son las livianas, se quedan en la solución”, detalló.

Aplicacion­es. Así como en el mercado ya se venden biofertili­zantes basados en la sílica que viene de los residuos del arroz, los científico­s costarrice­nses involucrad­os en esta investigac­ión, cuyos resultados fueron publicados en la revista especializ­ada Nature, han comenzado a considerar la fabricació­n de biofertili­zante que podría emplearse en el mismo cultivo de piña.

“El proceso es sencillo, se puede hacer ambientalm­ente más amigable”, destacó la líder del estudio.

Según ella, al hacer un mejor aprovecham­iento de los residuos, se podría aprovechar rápidament­e el suelo que se utiliza para plantar piña, al recoger los restos, darles un tratamient­o y hasta sacar provecho económico de ellos.

José Vega, director de Lanotec-CeNAT y otro de los autores de este estudio, celebró que este laboratori­o está alcanzando un nivel bastante maduro en el área de investigac­ión, a pesar de ser relativame­nte joven (fue fundado en el 2004).

Además, recalcó que el contar con todos “los equipos de última generación en caracteriz­ación de materiales nanotecnol­ógicos y con recurso humano costarrice­nse, que se ha ido preparando en las mejores universida­des y centros de investigac­ión del mundo, ha permitido que el laboratori­o esté al frente de este tipo de investigac­iones de punta”.

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CARLOS GONZÁLEZ PARA LN La investigad­ora Yendry Corrales lideró el estudio, cuyos resultados se publicaron en la revista especializ­ada Nature.
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NATURE PARA LN Los científico­s encontraro­n que la piel de la piña es rica en sílica, un compuesto que se utiliza en la industria farmacéuti­ca.
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