Seis años después, carpinteros de Siria vuelven a sus talleres
SAQBA, SIRIA. AFP. - Abu Suleimán sonríe cuando entra en el taller que debió abandonar hace seis años a causa de la guerra. El armario que estaba fabricando como futuro regalo de boda para su hijo sigue ahí, cubierto de telarañas pero intacto.
El taller se encuentra en Saqba, una ciudad de Guta oriental, región que, en el 2012, cayó en una espiral de violencia, cuando los rebeldes opuestos al presidente sirio, Bashar al Asad, conquistaron parte de ella.
Para reconquistarla en abril, con la ayuda de Rusia, su aliado, el régimen impuso un asedio asfixiante de casi cinco años, se- guido de una devastadora ofensiva.
Meses después del regreso de las tropas gubernamentales, Abu Suleimán pudo volver a su negocio, en una ciudad antaño reconocida por sus carpinteros. En un caluroso día de agosto abre el candado. De la pared cuelga un calendario del 2011, el año en el que estalló la guerra.
Ese año, en el momento de las manifestaciones prodemocracia reprimidas por el régimen, este carpintero de 53 años animó a su hijo a partir de Siria por miedo de que la situación se complicara. Ahora espera su regreso.
Abu Suleimán no se fue de Saqba en ningún momento, pero los combates y la parálisis económica lo obligaron a cerrar el taller y a trabajar en otras cosas. Muchos artesanos como él tuvieron que echar llave a sus talleres ante la falta de clientes y la imposibilidad de transportar la mercancía a otras regiones de un país, fragmentado por una guerra que ha causado más de 350.000 muertos.
Antes de la contienda bélica, cientos de talleres de carpintería de Saqba vendían su producción en toda Siria , pero también a Líbano, Jordania o Chipre.
Actualmente, vuelve a escucharse el ruido de los martillos entre edificios dañados por la guerra. Propietarios y obreros limpian las herramientas e inspeccionan los almacenes después de años de ausencia.
Todas las mañanas, Yusef al Qabuni, de 50 años, acude a su taller, en el centro de Saqba. Durante años hizo muebles para hoteles y restaurantes de Damasco. Ahora, los clientes lo buscan para que repare puertas o ventanas en casas de Guta que fueron destruidas.
“Me dedico a este oficio desde que tengo 10 años”, cuenta orgulloso. “Y ahora estoy dispuesto a comenzar de nuevo”.