La árbitra de baloncesto inmune a la intimidación
▶ Jueza dialoga con los jugadores y se vale de su experiencia para evitar reclamos
La encararon, la señalaron y le discutieron sus decisiones, pero la árbitra Aleidy Blanco no se dejó intimidar en ninguno de los tres partidos que dirigió en la final nacional de la Liga Superior de Baloncesto, que disputan Escazú y Coopenae UIA San Ramón.
Los duelos entre escazuceños y ramonenses han sido intensos y de mucho roce, pero Blanco, junto a sus compañeros, han sacado la tarea. Hasta el momento, los brujos ganan la serie 2-1.
Este martes, los poetas los reciben en el gimnasio Rafael Rodríguez de San Ramón, a las 8:30 p. m., con la obligación de ganar para forzar a un quinto y definitivo compromiso; de lo contrario, los josefinos se coronarían campeones.
Aleidy no es ninguna novata. Con más de 10 años de dirigir en la cancha, un Campeonato Mundial U-20 en Lituania y diversos torneos en México, Venezuela y Panamá, se puede decir que ella ya pasó por donde asustan, de manera que los reclamos o berrinches de algunos jugadores o entrenadores no la van a hacer cambiar de opinión.
Comienzos. La profesional en Educación Física se inició en el mundo del arbitraje siguiendo los pasos de su hermano mayor, Marlon; sin embargo, al principio él trató de disuadirla, pues temía que le sucediera algo.
“Uno tiene experiencia. Todo ha sido un proceso para llegar hasta donde estamos; son horas cancha, estudiar las reglas, reunirse con los compañeros, analizar las situaciones de juego y tratar de tomar las mejores decisiones en el rectángulo, así como tener seguridad para enfrentar diferentes situaciones que se den en el partido”, admitió Blanco.
Con su 1,70 metros de estatura es fácil que los jugadores, en su mayoría mucho más altos que ella, la rodeen y le cuestionen sus decisiones cuando no están de acuerdo, pero Aleidy, con el apoyo de sus colegas, tratan de imponer la calma sin dejarse intimidar, conversando y tratando de que entiendan qué es lo que se sancionó.
“Dios guarde uno se ponga nerviosa por los reclamos que hacen los jugadores o entrenadores, porque uno se desconcentra y allí es donde puede influir en el resultado.
”Hay que estar muy tranquilos y concentrados. Somos muy profesionales. En la cancha, pese a todo, nunca me he sentido intimidada o con miedo”, dijo.
Aunque aseguró que nunca ha temido por su integridad física en un partido, sí le preocupa la falta de seguridad en los recintos donde arbitran.
“En muchos de los partidos de la Primera División, la organización no destina seguridad en los gimnasios. Nosotros (árbitros) nos cubrimos las espaldas y nos apoyamos”, admitió la jueza.
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