Suramérica frágil ante masivo éxodo de venezolanos
Falta coordinación y también recursos para atender a los inmigrantes
BRASILIA. AFP- El éxodo de venezolanos genera tensiones sociales en los países vecinos y pone en evidencia la falta de coordinación de los Gobiernos de América Latina para afrontar la peor crisis humanitaria regional en tiempos de paz.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), 2,3 millones de venezolanos (7,5% de la población de 30,6 millones) viven en el exterior. De estos, 1,6 millones se han ido desde el 2015, cuando arreció la crisis. Alrededor de un millón ha migrado a Colombia, pero Perú, Chile, Ecuador y Argentina también están entre los principales destinos.
En Brasil, donde los ingresos se dan principalmente por el paupérrimo estado amazónico de Roraima, más de 50.000 han solicitado refugio político o tramitado pedidos de residencia temporal.
La falta de coordinación y de recursos para atender a los inmigrantes son los principales problemas apuntados por los expertos.
“Lamentablemente, los otros países latinoamericanos se han preparado poco para esta crisis gigantesca” y “carecen de recursos, organización o instalaciones de salud para brindar más que un mínimo apoyo a estos migrantes”, que en su mayoría llegan en condiciones precarias, consideró Peter Hakim, del centro de análisis Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Brasil, que solo exige una cédula de identidad a los venezolanos que llegan a su territorio, instaló un puesto fronterizo donde el Ejército y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) censan a los migrantes y les ayudan con los trámites de regularización.
El presidente Michel Temer descartó rotundamente el cierre de la frontera, pero ordenó el uso de las Fuerzas Armadas para reforzar la seguridad en Roraima, escenario de episodios de violencia con la población local.
Perú y Ecuador no exigen pasaporte. Colombia sí, o un permiso especial otorgado para permanecer en el país.
1.200 venezolanos fueron expulsados con violencia de Pacaraima, Brasil
Desafío. La recepción de inmigrantes “implica un enorme desafío para sus Gobiernos”, señaló David Smilde, miembro de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), una entidad de investigación y promoción de los derechos humanos.
“Si no los atienden, (los inmigrantes) pueden involucrarse con la delincuencia y en mercados ilícitos, lo que genera xenofobia. Y si los atienden bien, también producen resentimiento en la población local, que muchas veces no recibe la atención adecuada por parte de sus gobiernos”, destacó.
El caso de Brasil resulta paradigmático: a pesar de ser el país que ha recibido menos venezolano, su llegada se produce por la única frontera terrestre entre ambos países, en una zona con múltiples carencias.
Fue allí, en la pequeña Pacaraima, de poco más de 10.000 habitantes, que, el 18 de agosto, varios vecinos expulsaron violentamente a unos 1.200 venezolanos que acampaban en las calles, a quienes culpan del aumento de la delincuencia.
“El Brasil que recibe a los venezolanos se llama Roraima”, se quejó recientemente en una entrevista con la AFP el secretario de Gabinete Institucional del gobierno local, Marcelo Lopes.
Las cifras oficiales lo respaldan: actualmente hay más de 30.000 venezolanos viviendo en Roraima, un estado de 576.000 habitantes, según una estimación realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
■