Consejos para correr más rápido
Reynaldo Lazo tiene 36 años de edad, se dedica a diseñar y fabricar calzado para mujer y a correr. Tiene muchos años de hacer deporte, pero solamente cuatro de dedicarse al atletismo. En este tiempo ha completado tres maratones. La mejor: Chicago 2017, donde terminó en 2:35:59 horas.
El atleta de Lizano Running Team Scotiabank protagoniza la primera de una serie de entrevistas de ‘Corredores Anónimos’, un blog de www.nacion.com dedicado al atletismo para aficionados. Constancia y disciplina. La carrera de Reynaldo se inició cuando atendió la recomendación de un amigo sobre buscar un entrenador que lo ayudara a perfeccionar su técnica y a correr mejor de lo que ya lo hacía.
Fue así como conoció a César Lizano y a su equipo de alto rendimiento en el 2013.
Su plan de entrenamiento tiene, en promedio, una hora y media de práctica diaria, solo o en compañía del equipo, conformado por un reducido grupo de corredores de alto nivel. “Lo que logra uno con eso es exigirse más cada día, al querer estar ahí (con el equipo de alto rendi- miento) uno mejora el rendimiento y se exige todos los días un poco más”, explica.
¿Cómo se llega a correr a tan buen nivel en tan poco tiempo? “Es constancia y disciplina, es hacer caso, atender las recomendaciones de un entrenador y alimentarse bien”. Esa es la manera en la que Lazo ha entrenado para sus maratones.
Su próximo reto será la maratón de Berlín (16 de setiembre). El objetivo: mantener el tiempo logrado en Chicago hace un año, y a lo mejor, superarlo.
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Sin el tridente de figuras de culto —Keylor, Bryan y Celso— la Sele regresará a la acción bajoneada por el pobre Mundial y cuestionamientos por ausencias, actitudes o llamados. El reinado de Rónald González será efímero, al llegar como interino, pero se metió en el radar de la crítica con merecimiento por salidas desatinadas.
Hablo de ese preámbulo que antecedió a la lectura de la lista, un síntoma de que la mano venía mala, ratificado después cuando se animó a condicionar el quehacer periodístico.
No le corresponde a él decirles a los comunicadores qué preguntar o desmarcarse de ciertas interrogantes.
Fue temerario no haber llamado a un solo futbolista rojinegro hasta por un tema de equidad, borrando de la convocatoria a quien considerábamos fijo: Jonathan Moya.
Este muchacho anota igual con Saprissa o Alajuelense, se adaptó al cambio sin rodeos y en lo que otro mediocre hubiese apelado a las excusas y culpado al periodo de adaptación, él se despachó a mover redes.
Comparto las dudas de algunos colegas por el llamado de Rándall Leal, sin acción tres años en Bélgica, y la convocatoria de Esteban Alvarado, un anónimo caminante del tiempo en el fútbol turco, con acción solo en torneo de copa.
Tampoco entiendo qué hace Rodney Wallace, sin protagonismo ni brillo en otros procesos, muy grande ya —30 años— para pensar en que estaría a punto para Catar y con deudas de rendimiento pendientes cada vez que se forma en la Tricolor.
Si este equipo aspira a dejar una base renovada para el necesario recambio y se quiere buscar a jugadores diferentes, debió preguntarle al menos a Paulo Wanchope en Cartaginés por Cristopher Núñez, el mejor proyecto de 10.
Uno se pregunta si eran necesarias las convocatorias de Gamboa, Oviedo y Campbell, con puestos seguros por edad para el nuevo proceso, cuando nuevos valores en esos puestos pujan por una oportunidad en Carmelita y Guadalupe, por ejemplo. También sobran Francisco Calvo y David Guzmán, por el flojo Mundial. Aunque no se equivocó en dejar por fuera a Johan Venegas, quien dilapidó en Rusia la oportunidad de dar el salto de calidad que esperábamos.
Lo que sí es prometedor es el llamado de Hernández, Smith, Wílmer Azofeifa, Jimmy Marín y Allan Cruz. Este quinteto va en ascenso y, como otros jóvenes que fueron marginados, les corresponderá poner el hombro para sostener el sueño de reposicionar a la Sele en el corazón del país.
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