Un futuro con vehículos sin conductor
“Siento que los jóvenes, los millennials, tienen más miedo al futuro del que tuvimos nosotros. Lo peor que a nuestra generación le podía pasar era una guerra nuclear. Ahora parece ser que existe la creencia de que estamos destrozando el planeta. Los cambios están sucediendo a una velocidad que nunca se había visto antes”.
Así piensa Roberto Sasso, ingeniero en Informática y una autoridad en el país en temas de ciencia y tecnología.
Sasso es, además, el organizador del TEDx Pura Vida, donde se abordan estos temas con figuras del país y del mundo.
Aunque sus palabras puedan parecer pesimistas, no lo son. Él no lo es. Todo lo contrario. Este especialista se declara optimista con el futuro que les espera a las personas que están naciendo ahora.
“La gente dice que nunca había habido tanta riqueza y paz en el mundo. Esto es cierto porque el mundo ha ido progresando. Cada vez vivimos mejor.
¿Qué estamos experimentando en la actualidad?
“Una revolución acelerada que va a seguir. El cambio tecnológico no va a parar. Nada más se va a seguir acelerando. Estamos viviendo desarrollos exponenciales. Eso es increíble y ra- pidísimo”, sostiene Sasso, quien atendió a La Nación en su casa, en Escazú.
De cara al futuro, el especialista también augura una transformación radical en el transporte público con el desarrollo de los vehículos autoguiados.
“(Autos) sin chofer. Imagínese un Uber pequeñito. Los chinos los están produciendo como por $4.000. Un auto que compita con el bus por la tarifa. Entonces, la gente elegirá. El efecto es increíble”, aseguró.
“Todo pasará en cinco o 10 años. ¿Que se resistan a eliminar los choferes? A mí me cuesta entender eso. Pobrecitos, sé que hay 60.000 personas que se ganan la vida manejando, (pero) hay un millón y medio de personas que perdemos el tiempo manejando.
”(...) No habrá muertos en las carreteras, porque cuando usted quita los choferes, se acaban los choques”, añadió.
En un mundo donde el conocimiento crece tan aceleradamente, Sasso considera que se romperá la tradición de que los hijos se dediquen a labores parecidas a las de sus padres.
“La gran mayoría de los trabajos de los chiquitos que están naciendo ahora no se han inventado”, puntualizó.
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