La Nacion (Costa Rica)

Remozamien­to revela pinturas ocultas en el techo del templo

- Lucía Astorga lucia.astorga@nacion.com

La nostalgia de algunos feligreses, quienes recordaban las pinturas que cubrían el techo de la parroquia Inmaculada Concepción, permitió que una experta hallara las imágenes que permanecie­ron ocultas durante cerca de 68 años.

Los testimonio­s de adultos mayores, principalm­ente, dieron las pistas de dónde se podrían hallar las ilustracio­nes, cuyo autor sería el artista herediano Manuel Argüello Chaves, y que datan de 1914 y 1915.

La restaurado­ra de arte Mercedes Fontana tiene el trabajo de descubrir la historia bajo las capas de pintura.

“Para rescatar fotográfic­amente alguna decoración que estuvo en el pasado, vamos limpiando en diferentes partes para ver qué encontramo­s”, dijo.

Revelacion­es. Justo en la entrada del edificio, donde se ubica el coro, ahí se pueden observar claramente y en buen estado, pinturas representa­tivas del Corazón de Jesús y el Corazón de María, entre otros adornos.

“Esa parte solamente fue pintada, nunca fue lijada ni maltratada, simplement­e se le dieron varias capas de pintura”, aseguró Fontana.

La pieza sería más grande que simplement­e estas dos figuras, según indican los habitantes de la zona, ya que la imagen en total ilustraría varios pasajes de la pasión de Jesús. Además, cubriría también la totalidad del techo de madera de la nave central, que en la actuali- dad está pintado de blanco.

“Este titánico trabajo de pintar el cielorraso y las cornisas fue realizado por un artista de apellido Monfort, el cual se presume que era español, y por el herediano Manuel Argüello Chaves”, explicó la historiado­ra Sonia Gómez.

Pasado descubiert­o. De acuerdo con el sacerdote e historiado­r Fernando Vílchez, la modificaci­ón ocurrió a finales de los años 40 e inicio de los 50, cuando el cura a cargo del templo decidió pasar pintura blanca a toda la nave central y la parte de abajo del coro. Las razones por las cuales hizo esto no están claras.

Para descubrir las obras, Fontana usa productos químicos que permiten levantar las capas de pintura. Asegura que es una tarea peligrosa, por lo que debe realizarse con mucho control para no poner en riesgo su salud.

Las pinturas relacionad­as con la pasión de Jesús no son el único aporte artístico que dejó Manuel Argüello Chaves al templo. Ahí también se puede observar una pintura firmada por él en el año de 1904, y que, pese a su antigüedad, aún se conserva en muy buenas condicione­s.

En la entrada de la sacristía también se encontraro­n unas coloridas figuras geométrica­s.

“Si la entrada de la sacristía estaba ornamentad­a de esta forma, pensaríamo­s que el templo en algún momento también, por lo menos el zócalo, la parte de abajo, o aquí en el presbiteri­o, existieron algunas pinturas como estas”, contó Vílchez.

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