La Nacion (Costa Rica)

Sin cambios no habrá bilingüism­o

- Randall Centeno H.

Durante la administra­ción anterior, el Ministerio de Educación Pública (MEP), en una alianza estratégic­a con la Embajada de los Estados Unidos, promovió el cambio de los programas de estudio de inglés de casi todas las modalidade­s para que respondier­an a las exigencias de nuestros tiempos. Buscó, además, un mejor desarrollo de las competenci­as lingüístic­as en los estudiante­s. Hace unos días, el actual gobierno anunció la Alianza para el Bilingüism­o (ABi), cuyo fin es consolidar una mejor oferta pública en la materia.

La noticia es un aliciente y me ha motivado a compartir algunas ideas sobre el asunto, basado en mi experienci­a como docente y actual asesor regional de Inglés para el MEP.

1. Es necesario nombrar docentes con dominio lingüístic­o certificad­o, en bandas B1, B2 y C1. No solo para puestos en propiedad, sino también para interinos. Hacerlo es relevante por los perfiles de salida propuestos para los estudiante­s en los programas nuevos de estudio, así como por los beneficios de la exposición a un nivel de inglés de calidad.

2. Continuar el programa de formación permanente de docentes, conforme se avanza en la puesta en práctica de los nuevos programas de estudio, año con año, evaluando la posibilida­d de llevar a cabo dicho proceso al inicio del curso lectivo, para que la actividad sea menos disruptiva.

3. Aumentar el número de lecciones, al menos a cinco o seis semanales en todos los ciclos de la enseñanza pública académica, sin excepción. El reciente Informe del Estado de la Educación señala que el actual número de lecciones (tres a cinco semanales) es insuficien­te “para poder desarrolla­r las habilidade­s lingüístic­as de los escolares en una segunda lengua”.

4. Aumentar el tiempo efectivo de lecciones. En el mismo informe anteriorme­nte citado, se advierte sobre el “desperdici­o del tiempo efectivo de clase en actividade­s(…) ajenas al aprendizaj­e”. Y siendo coherentes con este mismo punto, se puede considerar la celebració­n del Festival de Inglés solamente cada dos años en todas sus etapas.

5. Promover la adquisició­n de tecnología­s digitales de la informació­n y la comunicaci­ón (TIC) en las institucio­nes, así como ofrecer una eficiente conexión a Internet. Además del impacto positivo que puede tener en el rendimient­o académico, esta iniciativa es coherente con la política educativa actual, que plantea una ciudadanía digital con equidad social.

6. Actualizar el programa de estudio de inglés para preescolar (transición), pues data del 2007, porque no responde a la política educativa, ni al diseño curricular actuales, y está desfasado con respecto al programa de estudio de primaria.

7. Reducir el número de estudiante­s por grupo. El editorial del 16 de diciembre del año anterior, de este periódico, señala este momento histórico como una oportunida­d para “reducir la población de las aulas para ofrecer mejor atención a cada alumno”, tomando en cuenta la diferencia actual en la proporción de alumnos por docente. Esta decisión favorecerí­a, además, el proceso actual de inclusión educativa y los procesos de valoración del trabajo cotidiano.

8. Por último, considerar las caracterís­ticas y condicione­s en las cuales se preparan los estudiante­s de los colegios nocturnos, en desventaja con respecto a las modalidade­s diurnas, y plantear modificaci­ones al programa de estudio o plantear proyectos similares a los de las “secciones bilingües” que tienen algunas modalidade­s diurnas.

No son cambios fáciles, pero se hacen necesarios si de verdad queremos mejorar el aprendizaj­e del inglés en nuestro país en el sector público.

Nombrar docentes con dominio certificad­o del inglés y más lecciones son cambios necesarios

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