La Nacion (Costa Rica)

Firmas eléctricas deben actuar contra muerte de animales

Directriz del Minae obliga a las compañías a modificar infraestru­ctura para prevención Incumplimi­ento podría conllevar sanciones que incluyen hasta posibles penas de prisión

- Christine Jenkins christine.jenkins@nacion.com

En Puerto Viejo de Talamanca, un oso perezoso perdió una extremidad al resultar electrocut­ado, mientras en Tamarindo, rescatista­s tuvieron que “dormir” a un mono que sufrió una descarga eléctrica.

Estas historias se repiten cada día, especialme­nte en zonas costeras y áreas boscosas donde la infraestru­ctura vial, inmobiliar­ia y turística ha crecido de forma acelerada.

Hasta ahora la problemáti­ca ha sido abordada por esfuerzos aislados de grupos de rescate, comunales y de algunas empresas de electricid­ad, pero sin que existiera una política integral de acción.

A finales de mayo anterior, el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) emitió una directriz de acatamient­o obligatori­o que obliga a las compañías que distribuye­n y comerciali­zan energía a colocar aislantes térmicos en el cableado y en los transforma­dores ubicados en postes.

La norma crea la Guía para la Prevención y Mitigación de la Electrocuc­ión de la Fauna Silvestre, donde se indica lo que deben hacer las ocho firmas que operan en el país, entre esas el Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE), la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) y la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH).

Uno al día. Ante consultas de La Nación, 12 centros de rescate, sobre todo en zonas costeras, reportaron 230 casos de animales electrocut­ados en lo que va del año, es decir, casi uno al día.

La mayoría de los que sufren una descarga eléctrica mueren, y, si sobreviven, es usual que sufran la amputación de alguna de sus extremidad­es o bien, deben quedarse de por vida en los refugios por lo grave de las lesiones.

No obstante, la cifra de 230 es significat­iva, pues el Minae estima que son miles los animales silvestres electrocut­ados al año y si mueren, pasan desapercib­idos, principalm­ente monos y osos perezosos, aunque también se reportan osos hormiguero­s, ardillas y pájaros.

Sanciones. Con la entrada en vigencia de la guía, en una primera etapa el Minae abrirá un diálogo con las electrific­adoras para determinar cómo y en cuáles lugares iniciarán la implementa­ción, detalló Shirley Ramírez, de la Comisión Nacional para la Gestión de la Biodiversi­dad (Conagebio), del Minae.

Agregó que la primer reunión sería antes de finalizar setiembre y que la intención es delimitar una hoja de ruta.

Ramírez aclaró que, de no encontrar “buena voluntad” por parte de las empresas, el Estado tiene armas legales para obligarlas a cumplir la norma.

¿Qué viene? Además de utilizar aislantes en cableado y transforma­dores, la guía establece otras medidas, como la colocación de conos metálicos que impidan a los animales llegar al tendido eléctrico e instalar pasos aéreos para la fauna, así como realizar podas de árboles para evitar que utilicen las ramas para subirse a los cables, o bien, construir barreras perimetral­es en los centros de interrupto­res y subestacio­nes de energía.

Las empresas también deberán registrar las averías por animales electrocut­ados con el fin de definir las zonas de atención prioritari­a y calcular cuánto costará aplicar la guía y cómo se financiará.

De momento, en el diálogo participar­á la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), que analizará la posibilida­d de que los gastos sean reconocido­s a futuro en tarifas.

Otra opción es que la primera etapa se financie con ayuda de un organismo internacio­nal.

Acciones aisladas. La nueva guía es recibida con positivism­o por los centros de rescate y refugios, que por años han trabajado con escasos recursos y en solitario. “Sinceramen­te, no paro de recibir monos”, dijo Simona Daniele, fundadora de la Asociación SalveMonos, en Tamarindo, Guanacaste.

Ella lleva tanto tiempo en esa labor que puede reconocer a algunos monos por su cara y color de su pelo. “Como (desde) hace 10 años es el mismo desastre (…). Las líneas lo que hacen es “freír monos”, afirmó. Un 60% de los casos que recibe se deben a descargas eléctricas. La estadounid­ense Karol Allard llegó a Costa Rica en el 2008 y desde sus primeras semanas socorrió a un mono electrocut­ado. Desde entonces, ha ayudado a colocar unos 90 pasos de fauna aéreos en los alrededore­s de playa Hermosa, Guanacaste, y están a punto de instalar más en puntos críticos.

“Sinceramen­te pienso que a las empresas eléctricas sí les importa y que cada muerte le afecta a los empleados que tienen que venir a quitar los cuerpos”, aseguró Allard.

Para Vicki Coan, quien maneja el refugio de animales silvestres SIBU Wildlife Sanctuary, en Nosara, también en Guanacaste, la tarea es casi aplastante: “el cableado casi que les derrite la piel hasta el hueso. La gente tiene que estar consciente que es algo que pasa casi que a diario en las zonas costeras”.

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CORTESÍA DE SAM TRULL, DEL INSTITUTO SLOTH Un oso perezoso quedó pegado al tendido eléctrico luego de morir electrocut­ado en Manuel Antonio.

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