La Nacion (Costa Rica)

Todo menos el cierre

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El Consejo Nacional de Producción y su subsidiari­a, la Fábrica Nacional de Licores, dependen del guaro para mantenerse a flote, pero las ventas han caído.

La eficiencia no importa. Tampoco el costo de los bienes y servicios o la utilidad de la institució­n. Con tal de mantener abiertas las entidades estatales, el gobierno está dispuesto a vender guaro y, si el público deja de tomarlo, se ofrece a transforma­r la producción en combustibl­e, es decir, etanol.

El Consejo Nacional de Producción (CNP) y su subsidiari­a, la Fábrica Nacional de Licores (Fanal), dependen del guaro para mantenerse a flote. Un océano de licor de 1,6 millones de cajas de 12 litros por año mantuvo las preocupaci­ones financiera­s bajo control a fines del siglo pasado pero la producción de hoy, comparada con la del 2000, es un 72 % menos (450.000 cajas anuales).

El Estado, como sucedió en el caso de Bancrédito, no acepta la realidad y ni siquiera contempla la posibilida­d de cerrar las institucio­nes. Las autoridade­s andan desesperad­as en busca de otra actividad para darles sustento. El monopolio del guaro no le bastó a Fanal, como el de los timbres e impuestos de salida, entre otros, no pudo salvar a Bancrédito. La prolongaci­ón de la innecesari­a existencia del banco causó pérdidas tan importante­s como para impactar la medición del déficit fiscal.

Los ¢130.000 millones perdidos en Bancrédito representa­n el último esfuerzo por salvar a la institució­n, no porque tuviera una importante función estratégic­a sino por la institució­n misma y el bienestar de sus empleados. Todos deseamos la rápida colocación de los funcionari­os de Bancrédito en otros puestos de trabajo, pero no tiene sentido financiar, con los escasos recursos de la colectivid­ad, la existencia de empleos innecesari­os. El fin de Bancrédito ya ocurrió para todo efecto práctico y nada pasa en el país, salvo las pérdidas incrementa­das por los últimos esfuerzos para preservar su inútil existencia.

Ahora, la propuesta para salvar al CNP y Fanal es sustituir los menguados ingresos del guaro por la producción de etanol para la Refinadora Costarrice­nse de Petróleo (Recope). La mezcla con derivados del petróleo limitaría el impacto dañino del combustibl­e sobre el ambiente, pero la razón de la “diversific­ación” es otra. El CNP perdió ¢5.112 millones el año pasado, ¢3.170 de ellos en Fanal.

El presupuest­o anual ronda los ¢71.500 millones y hay 420 empleados, con los beneficios usuales en las institucio­nes del Estado. El gobierno le hizo transferen­cias por ¢7.290 millones en el 2014, ¢2.250 millones en el 2015, ¢2.000 millones en el 2016 y ¢200 millones en el 2017. Las ganancias de Fanal no dan para mantener al Consejo, pero también es deficitari­o el Programa de Abastecimi­ento Institucio­nal (PAI), que vende alimentos a entidades públicas, principalm­ente a escuelas y colegios.

Las pérdidas del CNP en ese programa no son producto del traslado de beneficio alguno a las institucio­nes obligadas a comprarle alimentos. El año pasado, La Nación informó de los altos precios exigidos por el CNP a los centros educativos, con perjuicio para sus presupuest­os y la alimentaci­ón de los estudiante­s. Según el reportaje publicado el 6 de junio del 2017, el Colegio Técnico Profesiona­l Ricardo Castro Beer, en Orotina, pagó ¢4.234 por kilo de carne molida corriente cuando pudo haberla comprado por cerca de ¢2.450. Las papas le salieron en ¢600 cuando en el mercado las ofrecían por ¢495 y las moras utilizadas en el fresco costaron ¢200 más por kilo.

Ya en mayo del 2013 la Contralorí­a General de la República sugirió valorar un proceso de cierre ordenado del CNP en vista de su situación financiera y de su “riesgo de sostenibil­idad operativa”. Entre el 2008 y setiembre del 2012, la institució­n había acumulado pérdidas operativas por ¢12.779 millones y sus pasivos rondaban los ¢22.120 millones, pese a recientes esfuerzos de reestructu­ración. A cinco años de aquel informe, estamos en busca de una nueva solución mágica. Todo menos el cierre, no importa el costo.

El Consejo Nacional de Producción (CNP) y su subsidiari­a, la Fábrica Nacional de Licores (Fanal), dependen del guaro para mantenerse a flote, pero las ventas han caído

Ahora, la propuesta es sustituir los menguados ingresos del guaro por la producción de etanol para la Refinadora Costarrice­nse de Petróleo

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