La Nacion (Costa Rica)

Los precios de los medicament­os pueden bajar

- Miguel Ángel Rodríguez

Es sencillo demostrar que regular el precio de los medicament­os no soluciona nada

Fernando Zumbado

(Opinión, 23/7/2018) nos recordó las grandes diferencia­s de precios entre los medicament­os en nuestro país y en otras naciones. Eli Feinzaig (Opinión, 26/8/2018) nos señala la tentación de regular el precio de los medicament­os, para que nada cambie.

Ambos extremos son ciertos y ameritan nuestra atención. Los precios de los fármacos en el sector de medicina privada son muy altos y regular su precio no es solución.

La Nación se refiere en un editorial al asunto (2/9/2018) y con razón señala: “el MEIC debe hacer el esfuerzo adicional de identifica­r los puntos concretos de la cadena de valor donde operan restriccio­nes improceden­tes, como los monopolios de importació­n y de distribuci­ón opuestos al espíritu y la letra de la ley para proceder a corregirlo­s. La protección al consumidor debe darse mediante la promoción de la competenci­a”.

Es muy sencillo demostrar que la regulación del precio de los medicament­os no soluciona nada. Es el viejo y recurrente problema de solo ver los resultados inmediatos de una medida sin analizar sus consecuenc­ias finales, que en la vida social a menudo dan un resultado opuesto al buscado. El camino a los infiernos está empedrado de buenas intencione­s, incluso de muchas que se cumplen.

Los medicament­os que despachan las farmacias privadas son en su gran mayoría importados. Si la regulación de precios es establecer un porcentaje de aumento máximo sobre su costo de importació­n lo que se logrará es que las farmacias adopten ese precio como el de venta, y de esa forma la regulación lo que hace es establecer un acuerdo monopolíst­ico y termina con la competenci­a en el negocio de distribuci­ón y venta al detalle de fármacos.

Si lo que se fija es un precio de venta fijo final que reduce el máximo que se pueda pagar al fabricante que nos exporta el producto, simplement­e dejarán de proporcion­árselo a nuestro país. Los ricos tendrán uno y mil medios para comprarlo en el extranjero y traerlo. Las personas no tan pudientes no podrán tener acceso al medicament­o que necesitan.

Dos medidas. Estas dos acciones se tomaron durante mi gobierno y pasamos de ser el país en Centroamér­ica con los precios de importació­n de fármacos más altos, a tener los más bajos.

Fedefarma es una entidad que opera en Guatemala, la cual reúne a las empresas que exportan medicament­os a nuestra área. Los precios los fijan (¿se podrá actuar contra ese cartel?) en relación al volumen de sus ventas a cada destino.

En nuestro país, la gran mayoría de los fármacos los importa la CCSS gracias a las bondades de nuestro sistema de medicina.

Por esto, esas exportador­as pueden ver como pequeño nuestro mercado privado. Recuerdo que los invitamos a venir al país y los presionamo­s para que bajaran los precios, mostrándol­es los niveles de precios de importació­n imperantes en los distintos países y los volúmenes totales de las importacio­nes. Bajaron los precios.

Pero siempre es bueno no depender solo de la zanahoria para que el burro marche gallardame­nte hacia adelante.

La segunda medida fue simplement­e eliminar los monopolios de importador­es. Una vez que un fármaco se registra para su aceptación por el país, establecim­os que no solo quien lo registra puede importarlo sino cualquier persona y de cualquier país en el cual se venda. Si el fármaco XYZ se importa a un precio más alto acá que en México, por ejemplo, cualquier interesado podría traerlo de ese país y venderlo legalmente en el país. Así lo hicimos y así debería volverse a hacer.

Así bajó el precio de los medicament­os. Claro, los fabricante­s exportador­es tratarán de impedirlo, pero es mi entendimie­nto que no los protege en este caso ningún acuerdo del país.

Actuar. Por otra parte, es público y notorio que se han producido compras de grupos de farmacias por empresas que ya tienen amplia participac­ión en ese mercado. Esas acciones han eliminado detallista­s que operaban con menores precios para el público.

Urge aplicar la Ley de Promoción de la Competenci­a y Defensa Efectiva del Consumidor para que, como lo indica su primer artículo, se dé una efectiva “tutela y promoción del proceso de competenci­a y libre concurrenc­ia, mediante la prevención, la prohibició­n de monopolios, las prácticas monopolíst­icas y otras restriccio­nes al funcionami­ento eficiente del mercado”.

Investigar, eliminar y sancionar las prácticas monopolíst­icas que se hayan establecid­o en el mercado de distribuci­ón y venta al detalle de fármacos debe ser una tarea prioritari­a de la Comisión para Promover la Competenci­a (Coprocom) y esta ocasión debe servir para acelerar la implementa­ción de las recomendac­iones realizadas en el 2014 por la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el BID en su Examen Interpares del Derecho y Política de la Competenci­a en Costa Rica.

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