La Nacion (Costa Rica)

El canto de sirena del populismo de izquierda

- Cristóbal Rovira Kaltwasser ACADÉMICO CRISTÓBAL ROVIRA KALTWASSER es profesor en la Escuela de Ciencia Política de la Universida­d Diego Portales (Santiago de Chile). Es coautor con Cas Mudde de ‘Populism: A Very Short Introducti­on’ y uno de los editores d

SANTIAGO – Los partidos socialdemó­cratas de todo el mundo están en problemas. En la elección presidenci­al francesa del 2017, el candidato del Partido Socialista –otrora principal fuerza de la izquierda francesa– recibió apenas el 6 % de los votos, y poco después el partido se vio obligado a vender su sede en la elegante rue de Solférino en París.

En la elección federal del 2017 en Alemania, el Partido Socialdemó­crata (SPD) solo obtuvo el 20 % de los votos (su peor desempeño en la posguerra). Y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) apenas consiguió un poco más del 20 % de los votos en las elecciones generales del 2015 y el 2016: la mitad de lo que obtenía hace una década.

En todos esos países, partidos populistas de izquierda han venido capturado una importante cantidad de votos. El 20 % de los votantes franceses pusieron la papeleta de La France Insoumise de JeanLuc Mélenchon en el 2017; el 9 % de los alemanes votaron por Die Linke (La Izquierda); y el 21 % de los españoles apoyaron a Podemos.

Cada vez más analistas y académicos creen que el populismo de izquierda es la mejor estrategia para que la izquierda vuelva al poder e implemente políticas que ayuden a los denominado­s “perdedores” de la globalizac­ión neoliberal. En su nuevo libro For a Left Populism , Chantal Mouffe (de la Universida­d de Westminste­r) sostiene que “el populismo de izquierda, entendido como una estrategia discursiva de construcci­ón de la frontera política entre “el pueblo” y “la oligarquía”, constituye, en la coyuntura actual, el tipo de política que se necesita para recuperar y profundiza­r la democracia”.

Curiosamen­te, Mouffe dedica todo un capítulo a analizar el thatcheris­mo, pero luego pasa por alto muchos ejemplos reales de gobiernos populistas de izquierda en años recientes. Los casos más notables son la presidenci­a de Rafael Correa entre el 2007 y el 2017 en Ecuador; el régimen cada vez más brutal de Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, en Venezuela; y el gobierno del presidente Evo Morales en Bolivia.

Así pues, Mouffe confina su análisis a Europa occidental. Pese a algunas semejanzas, considera que las diferentes variedades de populismo de izquierda en todo el mundo “deben ser aprehendid­as según sus variados contextos”. Si bien es verdad que las variantes latinoamer­icanas y occidental-europeas del populismo de izquierda no son idénticas, tampoco se las puede desvincula­r. Al fin y al cabo, los populistas de izquierda de Europa occidental a menudo han tomado inspiració­n de sus homólogos latinoamer­icanos.

Por ejemplo, Íñigo Errejón, el arquitecto de la estrategia electoral original de Podemos, dedicó su tesis doctoral al ascenso de Morales, a quien admira abiertamen­te. Mélenchon ha defendido reiteradas veces al chavismo y al régimen de Maduro, y en su programa electoral para el 2017, propuso que Francia se uniera a la Alianza Bolivarian­a para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), una institució­n interguber­namental creada por el difunto dictador cubano Fidel Castro y Hugo Chávez en el 2004.

En el 2016, Mouffe y Errejón publicaron juntos un libro en el que analizan la experienci­a boliviana bajo Morales. Y en su nuevo libro, Mouffe incluye a Mélenchon en los agradecimi­entos, a la par que omite las raíces latinoamer­icanas del populismo de izquierda en Europa occidental.

Pero un examen del historial del populismo radical de izquierda en la América Latina contemporá­nea revela un panorama desolador. Un repaso somero de la literatura académica muestra que desde el inicio del siglo esas fuerzas han hecho estragos en las democracia­s de sus países.

Cuando Correa, Chávez y Morales llegaron al poder, de inmediato implementa­ron profundas reformas constituci­onales a través de referendos. En todos los casos, además de disminuir el poder de las viejas élites, las nuevas constituci­ones limitaron seriamente la capacidad de los partidos de oposición para competir en condicione­s parejas. Durante la década pasada, el director de la División de las Américas de Human Rights Watch alertó varias veces sobre el deterioro del Estado de derecho bajo Correa, ChávezMadu­ro y Morales.

En este aspecto Venezuela se destaca. El sistema judicial ha perdido su independen­cia, cunde la corrupción, y la inflación está fuera de control. Y como informó hace poco la directora de Amnistía Internacio­nal en las Américas: “la gente huye de una situación atroz, que ha convertido problemas de salud tratables en una cuestión de vida o muerte. (Bajo Maduro) los servicios básicos de salud están colapsados y conseguir medicament­os esenciales es una lucha constante, por lo que miles de personas no tienen más remedio que buscar atención médica fuera del país”.

Es evidente que la experienci­a reciente de América Latina con el populismo de izquierda ha sido prácticame­nte desastrosa. Los que lo defienden como un modo de “recuperar y profundiza­r la democracia” deberían reconocer esta realidad. En mis investigac­iones, siempre he resaltado la importanci­a de examinar la relación entre el populismo y la democracia de forma empírica, por una sencilla razón: aunque el populismo puede fortalecer la democracia, también puede plantearle una grave amenaza.

Un examen objetivo empírico de lo sucedido en Bolivia, Ecuador y Venezuela demuestra el enorme costo de las (nominalmen­te inclusivas) políticas populistas. Morales, Correa y Maduro han hecho un daño profundo a las normas e institucio­nes democrátic­as de sus países. Y Maduro, en particular, es prueba de que el precio de “ayudar” a los “perdedores” puede ser incrementa­r su número.

Un examen del populismo de izquierda en América Latina revela un panorama desolador

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