La Nacion (Costa Rica)

Razones para presentar moción 472

- Dragos Dolanescu

El lunes 17 de setiembre La Nación publicó en la página 6A un artículo referente a la moción de fondo que presenté al proyecto 20.580 (Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas). El periódico tituló “Diputado quiere impuestos sin ahorro en gasto”, lo cual es contradict­orio, pues en el cuarto párrafo del texto se califica mi discurso como antiiimpue­sto, como ha sido desde que asumí el puesto de diputado en mayo anterior.

Con respecto a la moción de fondo número 472, mediante la cual solicito eliminar el título III del artículo 3 de dicho proyecto, que contiene todas las reformas que quieren hacerle al régimen de empleo público, aclaro que promover una reforma fiscal estructura­l dentro un combo legislativ­o –para efectos didácticos, es un paquete o grupo de reformas a varias leyes que se tramitan en un solo texto de ley– me parece arriesgada­mente irresponsa­ble. Aún más irresponsa­ble es querer hacerlo a la carrera, sin los espacios adecuados para encontrar los indispensa­bles acuerdos, al darle un trámite rápido al expediente con la aplicación del artículo 208 bis del Reglamento de la Asamblea.

Tras de que promover una reforma tributaria mediante un trámite atropellad­o que siempre desemboca en un fracaso, los defensores de los impuestos considerar­on que este proyecto es el espacio idóneo para que nos replanteár­amos el actual régimen de empleo público, criterio que no comparto y por tal motivo presenté la moción.

Hasta el año 1900, el sector público costarrice­nse funcionaba con 39 entidades, entre ellas, 3 ministerio­s y unas pocas entidades auxiliares. Hoy, el Estado opera con 332 institucio­nes, que incluyen 18 ministerio­s y 84 órganos adscritos. Con la proliferac­ión de institucio­nes, el Poder Ejecutivo quedó con un control limitado del gasto público, se generaron ineficienc­ias en la utilizació­n de los recursos y no se ha logrado avanzar en la solución de problemas tales como la pobreza o la infraestru­ctura, principalm­ente vial. No considero que el empleo público no deba revisarse, todo lo contrario. Creo que es parte de la imposterga­ble reforma del Estado y, por ello, ya estamos planteando hasta la necesidad de cerrar todas las institucio­nes ineficient­es, pero también que debe tratarse por separado y con criterios claros en términos de fijar las prioridade­s: no podemos cobrarles a los pobres lo que Hacienda no quiere cobrarles a los más ricos; después hablamos de empleo público porque hay que hacerlo, pero empecemos por el principio, seamos consecuent­es y no busquemos pretextos para acometer esta tarea y esta responsabi­lidad histórica.

Que sea el lector quien juzgue si la eliminació­n del título III del artículo 3 del proyecto de ley pretende favorecer a los empleados públicos con beneficios que el resto de los trabajador­es no disfrutan o si pretendo articular una discusión seria sobre reformas al empleo público.

Diputado

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