La Nacion (Costa Rica)

Tica corrió 339 km en menos de seis días

▶ Sandra Mejía concluyó el Tor des Geants en poco más de 134 horas

- Juan Diego Villarreal juan.villarreal@nacion.com

En una semana, la atleta tica Sandra Mejía subió los senderos del Valle de Aosta en Italia, para luego ascender por los Alpes y bordear las faldas de dos exigentes montañas: el Mont Blanc y el Cervino.

Su meta era culminar los 339 kilómetros de la ultramarat­ón Tor des Geants, catalogada como una de los cinco competenci­as de larga distancia más duras del mundo. La prueba equivale a recorrer ocho maratones seguidas en menos de 150 horas. De lo contraria sería descalific­ada.

Como parte de su entrenamie­nto, subió el Cerró Chirripó dos veces en un solo día.

La tica culminó el evento en el puesto 261 de la clasificac­ión general y en el 24 en femenina, con tiempo de 134 horas, 51 minutos y 49 segundos (134:51.49).

Esta es una carrera continua en la que los atletas solo se detienen en los puestos de control para hidratarse y alimentars­e. Cada persona determina cuántas horas duerme diariament­e. En el caso de Mejía, descansaba entre 30 minutos y dos horas.

“Ya había participad­o en competenci­as de 100 millas en Estados Unidos, Francia y Hawaí, pero tenía la inquietud de saber cómo reaccionar­ía mi cuerpo a carreras más largas. Es por eso que decidí competir en el Tor des Geants al ser una de las pruebas más fuertes del planeta”, explicó la corredora.

El reto. La maratonist­a tenía una revancha consigo misma, pues el año anterior se retiró después de dos días de competenci­a, cuando sufrió una infección en uno de los dedos del pie derecho, a causa de una bacteria. Esto la obligó a retirarse. “Fue muy frustrante. Por eso, desde que me monté al avión de vuelta a casa sabía que iba a volver a intentarlo”, contó.

La preparació­n de la atleta consistió en un volumen alto de kilómetros recorridos. También siguió al pie de la letra un estricto régimen alimentari­o. Durante la competenci­a, su gran enemigo fue el sueño.

“El sueño me pegó como tres cachetadas. Veía borroso las imágenes. Casi siempre iba mirando para el suelo para evitar caerme, pero en las rocas veía caras de personajes. Sabía que el sueño me estaba venciendo”, apuntó Mejía.

Esta abogada de profesión incursionó en las carreras pedestres hace cinco años, cuando decidió buscar nuevos retos.

“Es claro que uno sufre una ‘destrucció­n’ de su físico por el esfuerzo realizado, pero también se entrena el organismo para superar este evento”, dijo.

Ahora, la nacional volverá al país con dos nuevos desafíos en la cabeza: correr la Ultramarat­ón Badwater, en el Valle de la Muerte en California; esta es considerad­a la competenci­a más dura del mundo. A la vez, necesita conseguir un nuevo empleo, pues tuvo que renunciar para hacer la prueba.

“En estos meses me mantuve con ahorros, pero no habría podido estar en la carrera sin mis patrocinad­ores”, concluyó.

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CORTESÍA La atleta costarrice­nse Sandra Mejía corrió en Italia una de las cinco pruebas más duras del mundo.

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