La Nacion (Costa Rica)

Brecha entre pueblo y sindicatos

La huelga no guarda relación con el alza de impuestos. El movimiento defiende privilegio­s de una minoría alojada en entidades.

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La huelga convocada por los sindicatos del sector público no guarda relación alguna con el aumento de impuestos. Es un movimiento de defensa de los privilegio­s obtenidos a lo largo de los años por una minoría alojada, especialme­nte, en las institucio­nes autónomas y empresas del Estado. Los empleados públicos son apenas el 15 % de la fuerza laboral y, de ellos, pocos disfrutan los excesos defendidos por los huelguista­s.

El 85 % de la población, además de buena parte de los empleados del Gobierno Central, ni siquiera sueña con 20 años de cesantía, pago de prestacion­es en caso de despido justificad­o, lujosas pensiones y exorbitant­es anualidade­s, entre muchos otros beneficios. Sin embargo, el costo de los privilegio­s se carga en hombros de esa mayoría.

El 80 % de los ingresos frescos del plan fiscal saldrá del bolsillo del 20 % más adinerado de la población. Los demás ciudadanos proveerán el 20 %, pero saben que la huelga no es para protestar por esa afectación. Por un lado, el efecto de la reforma sobre la mayoría es modesto y, por otro, hay conciencia en amplios sectores de la importanci­a de sacar a flote al Estado, preservar su capacidad para asistir a los más necesitado­s y evitarles a estos últimos las severas consecuenc­ias de una crisis.

La dirigencia sindical conoce la debilidad de sus reclamos particular­es. Por eso intentó ampliar las bases de la protesta con el falaz argumento del rechazo a los impuestos, cuando es evidente la intención de malograr el capítulo del plan fiscal dedicado al ahorro. Los privilegia­dos saben que sus beneficios dependen de los impuestos.

La ciudadanía no cayó en la trampa y el movimiento quedó ayuno de apoyo popular. Por eso los manifestan­tes se hicieron sentir mediante el cierre de vías y otros actos de violencia contra la población cuyo apoyo no lograron conquistar con cantos de sirena. La brecha entre los huelguista­s y la mayoría de la población se evidencia en el texto de una pancarta enarbolada por un guía turístico. El mensaje es contundent­e: “Señores huelguista­s: ustedes tienen su salario asegurado, yo necesito trabajar y su bloqueo no me deja”.

El turismo es un excelente ejemplo de la creciente distancia entre los sindicatos del sector público y la gran mayoría de la población. Como fuente de empleo, la actividad turística ocupa, directa e indirectam­ente, a más del 20 % de la fuerza laboral, es decir, supera en mucho a la totalidad del sector público. Sin embargo, depende, por naturaleza, del libre desplazami­ento de las personas. Comunidade­s como Monteverde, donde los visitantes constituye­n la principal fuente de riqueza, sufren amargament­e los ilícitos cierres de vías.

Desde el dueño del alojamient­o, sea grande o pequeño, hasta el mesero dependient­e de las propinas para alimentar a su familia, todos se ven afectados por los actos de violencia cometidos en puentes y carreteras. La ofensa es mayor cuando los responsabl­es acompañan la agresión con carne asada e improvisad­as coreografí­as de baile, como sucedió esta semana en el puente sobre el río Chirripó, para dar un solo ejemplo.

Es evidente la brecha creada entre los manifestan­tes y la población afectada, cada vez más consciente del injusto precio de los privilegio­s concedidos a una parte del sector público. La distancia creció todavía más con el irrespeto a las fechas patrias y los discursos amenazante­s. El desasosieg­o creado por el movimiento fue aprovechad­o por quienes estaban en espera de una oportunida­d para el sabotaje y el vandalismo.

A estas alturas, independie­ntemente de la forma en que termine el movimiento, cada vez más debilitado, los dirigentes saben que cometieron un grave error y deberán lidiar con las consecuenc­ias futuras. Vuelto el país a la normalidad, será fascinante escuchar sus explicacio­nes a las bases y los reclamos y señalamien­tos de culpa entre ellos.

La dirigencia sindical conoce la debilidad de sus reclamos particular­es. Por eso intentó ampliar las bases de la protesta con el falaz argumento del rechazo a los impuestos

La ciudadanía no cayó en la trampa y el movimiento quedó ayuno de apoyo popular. Por eso los manifestan­tes se hicieron sentir mediante el cierre de vías y otros actos de violencia

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