Ottón esboza escenarios si fracasa el plan fiscal
→ Advierte de que la gente sufriría por la inflación, elevadas tasas y desempleo
con deuda, por ejemplo), en el que se tramita un proyecto de ley para evitar una crisis, pero que encara la oposición de los sindicatos públicos.
Según dice, se trata de un país en el cual el déficit fiscal no obedece a un incremento en obra pública, sino a un aumento del gasto corriente, como lo son los salarios del sector público.
Añade que se reformaron las pensiones de lujo y se aprobaron leyes contra el fraude fiscal de grandes empresas, pero, aun así, hay oposición a un plan fiscal con el inconveniente de que mientras más tiempo pase, más dolorosas serán las medidas.
El economista añade estas condiciones y supuestos:
el presidente y una mayoría de diputados hubiesen acordado un proyecto fiscal, en el cual el 80% de los nuevos ingresos fuesen a ser pagados por el 20% más rico de la población. También, si se limitaran algunos privilegios excesivos de los empleados públicos, pero se garantizara que el poder adquisitivo de su remuneración (salario real) seguiría creciendo año con año.
el presidente y los diputados de ese supuesto país hubiesen sido electos democráticamente.
una cantidad mínima de empleados públicos se levantaran en huelga y, para hacerla visible, obstaculizaran el flujo vehicular en algunos puntos estratégicos, como una herramienta para obligar a que se retirara el proyecto del Congreso.
un 97,5 de los trabajadores del país (empleados, peones, empresarios, dueños de pymes) se mantuvieran en sus puestos.
Acto seguido, Solís escribe que, cumplidas esas condiciones, su recomendación sería apurar la aprobación del proyecto de ley, con tal de evitar las dos salidas más dolorosas.
“¿Qué consejo debería darse a las instancias democráticamente electas de ese supuesto país –el presidente y los diputados– ante las intenciones de manifestantes que suman una pequeñísima minoría? Ante ese cúmulo de circunstancias, el consejo a las autoridades de ese supuesto país sería que el proyecto de ley no se retirara, sino más bien que se votara cuanto antes”, urgió el exlegislador.
Y si eso no ocurre, añade, existen estas otras dos posibilidades para reducir el déficit:
“Eliminar la construcción de obras por el Gobierno, congelar los salarios nominales de sus empleados, despedir un buen número o una combinación de las tres. Si se escogiese este camino, en el corto plazo, los primeros que sufrirían serían los empleados públicos, en el mediano plazo toda la población”.
“No hacer nada. En este caso las tasas de interés, el tipo de cambio, la inflación y el desempleo en ese supuesto país se elevarían sustancialmente. Si se escogiese este camino, en el corto y en el mediano plazo, sufriría toda la población de ese país”, escribió el exlegislador y fundador del PAC.
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“NO HACER NADA. EN ESTE CASO LAS TASAS DE INTERÉS, EL TIPO DE CAMBIO, LA INFLACIÓN Y EL DESEMPLEO EN ESE SUPUESTO PAÍS SE ELEVARÍAN SUSTANCIALMENTE. SI SE ESCOGIESE ESTE CAMINO, EN EL CORTO Y EN EL MEDIANO PLAZO, SUFRIRÍA TODA LA POBL ACIÓN DE ESE PAÍS.
Ottón Solís Excongresista del PAC