Nadar 21 km en mar abierto: un reto físico y mental
▶ Superar esta competencia es todo un desafío, por lo que se debe ser fuerte
Los atletas estuvieron más de cinco horas en mar abierto para nadar una distancia de 21 kilómetros, un reto exigente desde el punto físico y mental.
Como en todo deporte, la competencia puede presentar diferentes circunstancias, pero la diferencia es que en esta distancia hay que resolverlas en medio del océano.
Lanzarse a un desafío de este tipo incluye un entrenamiento de muchos kilómetros, tanto en piscina como en el mar, para simular la prueba.
Esto dependerá del bagaje de cada persona, por ejemplo, el ganador de los 21 kilómetros, Cristofer Lanuza, cumplió con un plan ya establecido. Algunos días hizo ocho km y en otros agregó seis más, pero en una segunda sesión.
Mientras que Lucero Duarte, quien llegó después de Lanuza, hizo cinco kilómetros diarios desde marzo, de lunes a sábado, e incrementó el trabajo en gimnasio.
En ambos casos se trata de nadadores experimentados, pero por primera vez se enfrentaron a 21 km en el mar.
“Los primeros 15 kilómetros los hice con mi físico, pero los últimos fue a pura mente”, dijo Lanuza, de 22 años.
Nunca solos. En este tipo de competencias, de 21 o 14 kilómetros, lo ideal es que los nadadores nunca estén solos, por eso salen con su propio kayakista, quien los asiste cuando lo requieran.
“El kayakista tiene que ubicarse para ayudar al nadador, nosotros capacitamos a los nuestros. A nivel internacional cada competidor puede tener el suyo, pero aquí eso es más difícil entonces los damos nosotros”, explicó Joe Bernini, organizador del Cruce de Golfo Dulce.
Empero, ellos también sufren y a veces deben abandonar la prueba, como le sucedió a Lucero Duarte con su compañero.
“En los últimos tres kilómetros mi kayakista se sintió mal, entonces esa parte la tuve que hacer sola. Me resultó preocupante, y aunque podía esperar a otro kayakista, preferí seguir. En un momento pensé que iba directo, me desesperé un poco”, adujo la nadadora de 27 años.
Ese es el tipo de circunstancias que un nadador no puede controlar en el momento, como el calor, cuán “picado” estará el mar o los molestos hilos de mar (animales marinos que cuando pican causan dolor y alergias).
Pero para lo que sí debe estar listo el nadador es el antes, y lo que puede controlar en el agua: la alimentación e hidratación, por ejemplo. Cuando una competencia es de más de 10 kilómetros, los nadadores llevan comida en su kayak.
Geles, barritas, sánguches de jalea o nutella e incluso papas. Todo alimento depende de la persona y lo indispensable es probarlo en entrenamientos.
“La comida es importante porque es la gasolina, aunque no tenga hambre, hay que comer”, contó Rocío Mora, tercer lugar de los 21 kilómetros.
Con 45 años y 40 de ellos practicando este deporte, Mora está autorizada para hablar de estos eventos, pues fuera del país incluso ha hecho 32 kilómetros.
■ MÉXICO. AFP, EL UNIVERSAL Y REDACCIÓN-